AYER, DOMINGO INOLVIDABLE… ¡MIAU

  

 

  Mi gordis ya conocía aquel sitio, fue ahí  con mis tíos en diciembre del año pasado. “Es un lugar más o menos cercano”, comentó en aquella ocasión “¡La pasamos muy a gusto y comimos muy bien!  Vamos a organizarnos, iremos todos los que vivimos cerca para que tú, mi querido Tommy, te deleites con las delicias que preparan”.

   Yo había estado esperando a que ella se decidiera y nos invitara.  El sábado pasado nos informó que iríamos todos, la princesa, los archiduques, los Koblenz y yo. “No hay problema con la cantidad de alimento que puedan devorar Kahil, Boti y Ariel”, comentó Tere “Es bufette y podrán rellenar sus panzas sin que me preocupe.  Además, el nombre del restaurante es muy bonito, me recuerda a Emilio qpd cuando iba a nacer Santi y nos habló del origen del nombre Santiago.”.

    La princesa y los archiduques arribaron a mi palacio después de la 1:00, tuvimos tiempo más que suficiente para arreglarnos y preparar nuestras papilas y estómagos.

   Alegres y entusiasmados, abordamos el auto.  Yo iba dentro del bolso de Tere, mis hermanos y madre se repartieron así; Kahil con Darío,  Botitas con Santi y Ariel con la princesa.  Sólo mi reina madre y yo íbamos cómodos, pues los bolsones de las mujeres son grandes y mis hermanos tuvieron que hacer uso de la flexibilidad, característica de nuestra nobleza familiar, para acomodarse en el espacio de los maletines que  los archiduques les ofrecieron.

   El trayecto, que me pareció eterno, no fue tan largo.  Les fue asignada una mesa y un perchero, ahí colgaron las bolsas en las que íbamos y asomamos la cabeza antes de dar el salto a nuestras respectivas sillas.

   “El lugar es agradable y se siente fresco”, comenté tras dar un vistazo rápido y ubicar el lugar de la comida.  Luego, me dirigí a mis hermanos y madre “¡Al frente, chicos! Ahí están los guisos”.

    Bueno, dio comienzo nuestro festín.  Había pescados tales como atún, salmón, huachinango, robalo y además, una paella que a mi Tere le encanta.  Pero también había carnes rojas y Darío me ofreció un poco del jugo de carne contenido en sendo tazón; yo me acerqué tímidamente, pues nunca había escuchado a mi gordis o al marqués mencionar ese guiso, dí unos lengüetazos y de inmediato, sentí como si una corriente eléctrica recorriera todo mi cuerpecito.

   “El jugo de carne es bueno para disminuir y superar la anemia”, dijo mi gordis “Como ustedes están muy bien nutridos, no lo hemos preparado jamás”, concluyó.  Mientras ella hablaba, mi volumen se incrementó, los músculos de mis patitas se fortalecieron y mis garritas se endurecieron más “¡GUAU!, digo, ¡MIAU! ¡Soy el gato más fuerte del mundo!”, dije y me coloqué sobre la mesa para dar una demostración física de mi musculatura.  Al terminar, todos me ovacionaron y continuamos con nuestra comilona.

   Comimos hasta saciarnos, probamos de todo. 

   Al salir del restaurante Saint Yago, repartí autógrafos, besos y parpadeos a mis admiradores, al tiempo que les agradecí que me hubieran permitido comer sin interrupciones… ¡MIAU!

   De regreso en mi mansión, me dirigí a mi secre, que se quedó para vigilar mi palacio y al pendiente de algún requerimiento en mis dominios.  Ella estaba tranquila, escuchaba a Alexa que transmitía música clásica, de la que ella es fanática.  Nos saludó, preguntó sobre nuestro paseo y, cuando vió que traíamos carne, comenzó a dar saltos de gusto.  A ella, por mi indicación, trajimos arrachera y jugo de carne.  Bueno, se puso feliz, comió hasta que ya no pudo más y terminó acostadota sobre el mármol de la sala de cine.

   Debo aclarar que quedé tan impresionado por el lugar, que hoy me día a la tarea de indagar sobre el nombre.  Como resultado de mi ardua pesquiza, encontré información muy interesante. 

   El nombre Yago se deriva de Jacob, que significa “sostenido del talón” y “Dios nos recompensará”.  Al escuchar lo anterior, quedé atónito ante la primera frase, así que continué mi investigación a pesar de tener ya mi cabeza acalorada por el gorro de detective. 

De la mitología griega surgió la creencia de que Aquiles, al nacer, fue sumergido en las aguas de la inmortalidad por Tetis, quien lo sostuvo por el talón, por lo que no quedó protegido totalmente.

   Además, pude enterarme que Yago es la traducción gallega de Jacobo o Jaime.  “De tal manera que nuestro amadísimo Emilio Jacobo se llamaba Emilio Jaime y Emilio Yago tambén”, concluí… ¡MIAU!

 

Mis agradecimientos estóicos.

   Agradezco a mis seres queridos, los que están aquí y los que ya trascendieron, por todo lo que me brindan a pesar de la distancia y el tiempo; agradezco por el día de ayer, que fue espectacular en lo concreto y en lo espiritual; agradezco por la reunión de hoy, con algunas de mis amigas y compañeras de mi primer trabajo, por los recuerdos y el presente; agradezco a mis amadísimas mascotas que me ofrecen su dulce compañía; agradezco por la posibilidad de continuar aquí y agradezco por este día.