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viernes, 23 de febrero de 2024

¿AMLO POR ENCIMA DE LA LEY?... ¡MIAUUU!

   


Estoy que no doy crédito a lo que escuché esta mañana en la conferencia del seudo emperador.  Debo aclarar que hace ya tiempo que indiqué a mi gordis que, por salud mental, dejase de escuchar las necedades que  emite diariamente el sujeto.

   Al escuchar su voz, aún antes de hablar, mi cuerpecito sufre una reacción muy desagradable y hoy, al escuchar la ilegalidad que presume de manera retadora, con un tono que me remite a un desdén inaudito hacia la legalidad, me desmayé después de vomitar. 

   La cosa fue así: escuché las preguntas de la reportera de Univisión, las respuestas del susodicho sujeto fueron, además de cargadas de una violencia inaudita hacia la prensa, expresadas en un tono despectivo, lleno de prepotencia; lo anterior provocó que mis pelos en reposo dentro de mis intestinos, comenzaran a revolverse, me sentí mareado, sudé frío, arqueé mi paladar y abrí mi boquita, que se transformó en un hocicote enorme y expulsé una gigantesca bola de pelos llena de baba, con un olor asqueroso.  Por último, perdí el conocimiento, que no la conciencia, como el viejito.

   La convivencia social, el buen trabajo de los grupos cuya finalidad es el funcionamiento de cualquier organización, institución u organismo en la que participen individuos, debe contar con reglas, normas y leyes. 

   Estoy muy alarmado, si el que detenta el poder en un país no se ciñe a la ley, entonces ¿qué se puede esperar?  Yo, como rey, doy ejemplo de cortesía, de comprensión, de decencia, de escucha atenta, de compromiso hacia la salud, educación, seguridad, recreación y desarrollo para lograr la estabilidad y concordia al interior de mi reino.

   Considero que a este fulano habría que enviarle las fichas del programa Ideas al minuto, de las que hablan de valores, en especial la que se refiere a lo que se puede y lo que está prohibido hacer.

   Una persona que detenta un poder no debe violar las leyes y este individuo ha transgredido muchas  de ellas. 

   No sé si al duelo que estamos atravesando al interior de mi palacio deba agregar uno más: el duelo por México… ¡SNIF!


 

 

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