La recuerdo desde que era muy joven, ella me enseñaba todo lo que debía aprender: jugar, correr disfrutar de la vida y, sobre todo, a dar cariño.
A finales del año pasado ella comenzó a sentirse enferma, se volvió melancólica y se notaba que cargaba en su pequeño cuerpo, una gran cantidad de años y de alegrías, de recuerdos y aventuras.
Yo, desde mi felina humanidad, debo a ella lo que soy y parte de mi carácter, pues ella me enseñó a ser reflexiva, tenaz, observadora y sobre todo, paciente. Intentaré expresar mi admiración y por ello, le dedico este texto con mi incipiente humildad.
Graciosa, generosa y alegre, así te
Recordaré siempre, querida Greta.
Eres para mí el mejor tesoro,
Tu presencia seguirá eternamente junto a mí, fuiste una
Amiga inigualable, además de un gran ejemplo de valor
GRETA
(20 de diciembre 1995 - 28 de enero de 2012).
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