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sábado, 16 de marzo de 2013

¿GRACIAS A DIOS QUE ES VIERNES? ¡MIAAAAUUUU!



    Para mí todos los días son importantes,  todos porque cada uno es diferente pero tienen algo importante: ¡Mi mami me adora!  Los días de trabajo de mis mamis son de lunes a viernes, así que los fines de semana las tengo para mí y las comparto con Valentina, por eso el sábado y el domingo son mis días predilectos. 
   Los viernes  experimento emociones encontradas, mis sentimientos se  vuelven un caos porque,  por un lado, estoy feliz  pues tendré dos días de adoración absoluta, pero por otra parte, los viernes en la noche invariablemente la gente se vuelve sorda.
   Aún ahora, estoy cansada y con este frío, me siento adormilada…  Es que anoche  hubo una fiesta de personas con disminución auditiva, esto lo creo porque  hubo una fiesta en la acera de enfrente –yo pensaba que esos vecinos escuchaban bien—en a que  la música y las palabras, los cantos y las risas fueron  emitidas  con magnavoz.   La cosa fue así;  yo estaba descansando  con mi mami, que se quedó por un resfriado horrible, yo aproveché para dormir junto a ella y cuidar su reposo.  De repente, a eso de las 8:00 p.m. se oyó como un estruendo, una explosión espantosa que dio inicio a una serie de sonidos y ruidos musicalizados.   Cerramos las ventanas, tapiamos las hendiduras de las puertas, cubrimos con cartones los resquicios de aire por donde  pudiera entrar el ruido, pero fue inútil.   Por más que intentamos, era una plaga… una invasión de ruido que no nos permitió  cerrar los ojos durante más de un minuto.
   Mis mamis estaban inquietas, lo mismo yo y no se diga la pobre de Valentina, con sus enormes orejas parabólicas,  nada más se quejaba, se podía adivinar cuánto lastimaba el ruido sus pobrecitos tímpanos…  Después, así como estoy de cansada, me puse a reflexionar:  ¡Por qué la gente que no escucha trata de que los demás también queden lastimados de los oídos?  ¿Acaso es lindo no escuchar bien? 
   Después recordé las películas en las que salen los jóvenes bailando, lo hacen mientras escuchan música con alto volumen, pero eso es en lugares destinados para bailar, y aquí se trataba de una casa…  No encontré la relación, ¿Acaso la casa se había transformado en un sitio de baile?  Como tenía muchas dudas,  salí de la casa y fui a asomarme, para ello tuve que quitar un cartón y escabullirme por la ventana, salí al frio de la madrugada y, tiritando, caminé por la barda, de un salto y corrí hacia la casa vecina, ahí asomé mi hermoso rostro por la ventana del lugar.  Había algunas personas bailando, otras comiendo, otras riendo y todas, sin micrófono…  Otro motivo de reflexión:  ¿Por qué si están juntos, cercanos, hablan a gritos?  No encontré respuesta más apropiada:  ¡NINGUNO ESCUCHA BIEN!
   Regresé a la casa, intenté dormir pero fue imposible hasta que el ruido cesó, a eso de las 5:00 a.m.  Dormí durante toda la mañana y ahora, con el sueño atrasado y la inquietud originada  por la enorme cantidad de personas con disminución auditiva,  me propongo disfrutar el cariño de mis mamis.  ¡MIAAAUUU!

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