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lunes, 10 de junio de 2013

¡VAYA, HASTA QUE PUEDO ESCRIBIR! ¡MIAU!

Desde hace días mi mami ha acaparado MI computadora, eso es un abuso pero la dejo… A cambio, exigiré después que  me abrace, me mime, me obedezca y me de mi alimento.

   Desde hace algunos días la he visto despeinada, con los ojos  desorbitados y la mirada perdida, incluso pensé que se había intoxicado y le invité un poco de mi leche, esa que bebo todas las noches, pero no quiso.  En fin, creo que esta abrumada por el trabajo administrativo disfrazado de técnico, que debe entregar.
                                                                    Tomado de es.dreamstime.com

   Ayer, cuando estábamos descansando las dos, recostadas en el mullidito sillón de la sala, recibió una llamada telefónica, era su amiga y la escuché comentar acerca de un trabajo adicional que les habían encargado y también la oí decir que su fin de semana era para la familia.  Debo confesar que esa afirmación me encantó, pues yo, como hija predilecta, me siento fascinada cada fin de semana porque mi mamá, además de esa función, cumple con la de sillón, cama, mesa, manita rascadora,  y bar-girl, pues me abre la llave del agua cada vez que yo se lo pido…

   Colgó el teléfono y me comentó acerca de un extenso trabajo que debe redactar, que le mandaron el formato y que lo tiene que entregar en unos días, se recostó de nuevo y me dijo:

--Ágata, vamos a dormir un ratito.

   Me abrazó y ambas cerramos los ojos.  Yo tuve un sueño muy lindo, soñé que estaba corriendo entre las nubes; yo creo que soñé eso porque mi mami está muy pachoncita.

   Una hora después, despertó y me dijo:

--Voy a revisar lo que llevo hasta ahora.  Espero que no me falte mucho.

Semidormida y con los ojos a medio abrir, la miré marcharse: “Va a usar mi compu”, pensé, pero me volví a acomodar y me sumí en un sueño profundo y restablecedor.  Cuando desperté, pedí  mi comida y ella se separó del  teclado.  “Por fin”, pensé.  Me sirvió mi comidita, me vio mientras yo me deleitaba y después, de regreso a la compu.  Llegó la hora de dormir y ella, ahí, parecía que le habían puesto pegamento porque no se despegaba de la silla y del teclado…


   Cuando por fin fue a la cama, yo me sentí feliz, podría dormir sobre mi colchón.  ¡MIAU!

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