Hace días que deseaba escribir, pero siempre ocurre que me resulta difícil hacerlo; primero, lo de la
falta de conexión con internet, sentía que moría ¡MIAU! Después, el arreglo de la casa… En fin,
siempre hay obstáculos que limitan mi abundante y creciente fecundidad
intelectual.
El día de ayer fue
algo extraordinario, pues se cumplieron 146 años de aquella escena llena de
patriotismo en la que se defendió el Castillo de Chapultepec. He escuchado rumores acerca de que los Niños
Héroes no existieron. A mí, cuando oigo
cosas de ese tipo, se me eriza mi larga, suave, sedosa, perfumada y negra
cabellera. Hay documentos históricos de
ambos países, de México y EEUU que así lo demuestran, pero en fin, que no hay peor ciego que el que no quiere
ver.
Por cierto, acerca
de los ciegos y los que no quieren ver, mi mamá está muy enojada y yo no
comprendo por qué. Desde hace tiempo que
nadie corta mis garritas y cuando camino, suelo atorarme si deambulo por una superficie blanda y mullida
(colcha, cobija, suéter, blusa, pantalón o cualquier otra prenda que me
agrada). Bueno, la verdad es que yo
duermo en cama y las prendas que mencioné no son mías, sino lo que mis mamis
usan y rasguño sin intención, cuando me cargan.
Esta mañana, y creo
que hace tiempo, mi mami ha solicitado a mi hermano que me haga un manicure, pero a él se le olvida y eso
irrita verdaderamente a mi progenitora.
La verdad, no
entiendo por qué se enoja si ella tiene unas garras impresionantes, las lima y
pinta con mucha regularidad, incluso ahora, que está como echando lumbre por
los ojos, sus garras se ven más feroces que mis pequeñas uñitas… Temo que me
vaya a arañar, ¡MIAU, QUÉ MIEDO!
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