Páginas

domingo, 29 de septiembre de 2013

MI DESPRECIO FELINO HACIA LOS DISCRIMINADORES, GRRRRR!

                                     data:image/jpeg;base64

¿QUIÉNES SON LOS TARADOS QUE DISCRIMINAN?  ¡GRRRRR! 
 Este fin de semana fue para mí terrible, pues no solamente me llevaron a vacunar, sino me enteré de un acto despreciable: la discriminación a los discapacitados, ¡GRRRR!
   El viernes llegó mi mami con un gesto que pocas veces he visto en ella, tenía los ojos llorosos y estaba enrojecida, se veía como si fuera a brotar sangre de sus mejillas.  “Debe haber pasado algo grave”, pensé mientras me acercaba a ella para saludarla.  Mi mami, que casi siempre tiene buen control de sus emociones, me abrazó y saludó como siempre y su rostro se dulcificó con el paso de los minutos.  No habló del tema.
   Hoy domingo, dijo que no quería ir a trabajar por las tardes.  Yo me incorporé, porque estaba acostada plácidamente sobre el respalde del sillón.  “¡Cómo?” no supe si pregunté o exclamé, abrí bien mis ojos y lamí mi pata derecha para lavar mi cara pues quería poner toda la atención del mundo a sus palabras.
   “Ya no quiero ir al vespertino”, repitió mientras su rostro adquiría una expresión de lamento.  “No me gusta, es que el director y los profesores son groseros.  No solamente nos atacaron por ser maduras,  el director se burló de mi ceguera”.
   Di un salto, ronroneé y lamí sus mejillas.  “No te preocupes ni te sientas mal, mami”, de dije después.  “Esas personas no saben lo que hacen, son inmediatas, su inteligencia es limitada porque no son capaces de ponerse en el lugar del otro, no pueden imaginar ni suponer siquiera que lastiman a los demás, son unos perfectos tarados”.  
   Mi mami me abrazó, me besó y me dijo que ya no trabajaría más en las tardes, que esperaría a terminar su contrato. 
--Mira, Ágata, tal vez este sea el momento de dejar un trabajo.  Así tendré el tiempo para disfrutarte a ti, a mi mamá y a Valentina.  Aunque no tendré para darte todos los premios que te doy.
   Yo me sentí contenta porque a fin de cuentas, una mami amorosa vale mucho más que mis botanitas, ella me da botanitas de ternura.

   Así que va un ¡GRRRR! Con garras aterradoras para los tarados que discriminan y un ronroneo de ternura para los que son solidarios y para mi mami.

No hay comentarios:

Publicar un comentario