A mí, que soy linda,
erudita, genial, que destilo sabiduría y elegancia a cada paso que doy, me
disgusta hablar del futuro. Mi mami, que
es una gordita amargosa –aunque a decir verdad, se transforma ante mi presencia
pues le impregno dulzura--, dice que nada bueno. Yo no entiendo mucho de eso, porque soy una
reina y no tengo que batallar con las preocupaciones mundanas. Sin embargo, en estos días de tanto frío me
he dado a la tarea de reflexionar acerca de la vida cotidiana de los mortales
que viven a mi alrededor.
La escuché decir
que seguramente desaparecerá la
Educación Especial como subsistema del Sistema Educativo en el 2014 y que serán
absorbidas por la educación básica. Le
he dado muchas vueltas a la frase, no comprendo cómo podrán absorberlas… Me
pregunto si tendrán aparatos enormes, algo así como aspiradoras gigantescas y con una gran
potencia para que quepan todas las personas que trabajan en educación especial…
Bueno, el caso es
que parece que de todas las reformas, que más bien yo calificaría de atropellos
que se han dado en los últimos meses, este es uno de los más terroríficos. ¡Acaso creen que con desaparecer la educación
especial, esa que se creó para responder a las necesidades de educación específica a personitas y personotas
que poseen peculiaridades tales como la disminución o carencia de audición, la
imposibilidad de movimientos ligeros y ágiles, la poca o nula visión, la falta
total o parcial de razonamiento, etc., sus deficiencias se extinguirán? O, por el contrario, suponen que los
maestros, todos, pueden adquirir las herramientas para dar educación específica
a estos individuos con las diferentes
modalidades de comunicación? ¡RRR! ¡MIAU!
Estuve revisando
documentos, de esos que tiene mi mami en la computadora. Leí acerca de la discapacidad, de los diferentes
modelos educativos dirigidos a la habilitación o rehabilitación de los sujetos
que sufren alguna deficiencia de forma congénita o adquirida y de la forma en
que pueden compensar sus déficits.
Bueno, es largo y tortuoso el camino que debe transitar una persona con
discapacidad para compensar su desventaja, pero pueden lograrlo si reciben una
atención específica, por eso creo que la educación especial debería continuar
como tal, dando a cada quien lo que necesita.
Si los popotes gigantes absorbieran a los maestros de
educación especial, las cosas se tornarían caóticas. Pienso que serían esfuerzos inútiles los que
se harían en las escuelas para hacer que todos los niños aprendieran con
diferentes códigos, es decir, no me cabe en mi peluda y negra cabecita cómo una
maestra podría enseñar a leer a los alumnos con buena o regular visión, al
tiempo que maneja el sistema braille para un ciego y el sistema ideográfico a
un alumno con parálisis cerebral… ¡MIAU!
Supongo que lo
mejor sería, en primer lugar, dar las herramientas básicas a los niños que sufren
alguna discapacidad para que puedan ser independientes en el proceso educativo,
me refiero a la utilización de los sistemas de comunicación tradicionales y a
los tecnológicos, pero resulta que en ninguna escuela hay computadoras que
tengan configuraciones para ellos. Es más,
muchos profesores desconocen esta posibilidad. ¡MIAAAAUUUUU!
Es verdaderamente alarmante, tanto como el hecho de que las diputadas
jóvenes salgan en revistas para mostrar sus atuendos provocativos, como que los
diputados y senadores tengan años y años en las Cámaras y no hagan sino
despacharse con cuchara grande a costa de nosotros, porque yo también sufro los
estragos de las disposiciones aprobadas –mi
alimento cuesta más--, de la omisión que hacen los gobernantes a las necesidades
de seguridad –ya no salgo en las noches--, de la arrogancia insultante de
muchos políticos. ¡Por eso no me gusta
pensar en el futuro! ¡SNIF! ¡MIAAUUU!
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