Un año más de edad
y me siento como siempre… Es que soy una diosa y los años no pasan por mí. Estos días de vacaciones en los que tuve a mi
esclava, es decir, a mi mami para atenderme durante las 24 horas, han sido
extraordinarios. Sin embargo, ella sí se
cansa, porque ella sí ha envejecido.
Siempre a fin de
año e inicio del nuevo, vienen a visitarme los miembros de la familia que más
me admiran y yo, cual reina, los hago esperar.
Me hace gracia escuchar que preguntan por mí, que esperan que descienda
los escalones para gritar al unísono los halagos que tanto me gustan. Yo me paseo
por enfrente de ellos, los miro con desdén y maúllo suavemente, para que
elogien mi bella voz. Creo que mi fama
se extendió a más familiares, porque tuvieron el placer de conocerme unos tíos
y sobrinas. En fin, que estas vacaciones estuvieron plagadas de roncerías.
Solamente tuve una
semana de tensión y fue a causa de ese par de cachorros sobrinos míos, que
intentaban inmiscuirme en sus juegos y me perseguían. Yo les mostré mi alcurnia y con un tremendo
maullido me rehusé. Bueno, creo que
empecé bien el año y espero que así siga. ¡MIAAUU!
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