Bueno, tal vez el
título es algo exagerado, es que vivo
intensamente todas mis emociones, recuerden que pertenezco a la generación
Y. Es más, creo que por ser única, no
pertenezco a generación alguna, soy auténtica.
Explicaré mi sentimiento, después de reflexionar y con mi amplia
sabiduría puedo decir qué es lo que me pasa, pero es que soy caprichosa.
En primer lugar,
algo que me causó una gran satisfacción y en el fondo, sé que yo contribuí para
que se diera, fue el hecho de que el sábado 20 de febrero fue la presentación
del libro dedicado a mi mami, la elegante y sabia, casi tanto como yo. Bueno, pues me fui de polizón en el bolso de
mi otra mami, la gordita cincuentona que, por desgracia, no se parece a mí, es
más, es lo contrario: habla con palabras que desconozco debido a mi linaje,
pero es quien me da de comer, así que la quiero también. Y he aquí que me convertí en la reportera
felina, soy la primera que hace esa función en este país, estoy segura. A continuación, la crónica;
A eso de las 12; 30
salimos de la casa y abordamos un taxi; íbamos todos los miembros de la familia
nuclear, es decir, mi mamá grande, mi mamá cincuentona, mi hermano y mi
tío. Debo decir que a mi tío hacía
tiempo que no lo veía, así que yo estaba doblemente emocionada. Asomaba mi cabeza por el cierre que mi mami
dejó a la mitad para que pudiera ver la ciudad.
El tránsito en el Centro Histórico era lento, hicimos más tiempo de Av.
Juárez hasta el Palacio de Minería que el recorrido por el Circuito Interior. Cuando al fin llegamos, se nos acercaron los
demás familiares, esos con los que no tengo mucho contacto porque cuando van a
la casa no siempre tengo tiempo para distraer mis reflexiones y estar con
ellos.
Después entramos a
un palacio enorme, el de Minería. Ahí mi
mami se formó y esperó a que les dijeran que podían pasar y estuve, como es
natural, en primera fila, junto a mi mamá elegante. Ahí escuchamos a dos mujeres que leyeron un
texto en el que describían la personalidad trabajadora, afable, amable y
elegante de mi mamá. “Así es ella, casi
tan perfecta como yo”, pensaba mientras ronroneaba quedo, para no interrumpir
la lectura. Después, los abrazos y
felicitaciones. Como a mí me agobian las
multitudes, me volví a meter a la bolsa de mi mami y ahí estuve muy quietecita.
Por último, se
reunió toda la familia, eran 19 contando a mi mamá homenajeada. Fuimos a un restaurante y, cuando mi mami
pensó en lo que iba a pedir, le recordé que estaba yo ahí, para que me
convidara un poquito y así fue.
Regresamos en la noche, a eso de las 10:00
.
Lo que siento es
una satisfacción enorme y un orgullo fenomenal, creo que es el mejor obsequio a
una vida entregada al trabajo apasionado y lleno de devoción: una felicitación
enorme a MARIÍA TERESA CAMARILLO CARBAJAL.
Hasta aquí la crónica del sábado
Al día siguiente,
muy temprano, mi tío se fue. Yo no sé a
dónde, supongo que al país del que yo regresé hace casi diez años. Por la noche, aún lo esperaba, sentada al frente de la puerta de entrada, ansiaba
escuchar sus pasos y percibir su olor, pero salió mi mami cincuentona, me cargó
y me dijo: “No te preocupes, Ágata. Tu tío regresará dentro de algunos
meses. Ni modo, mientras tanto vas a
estar con nosotros que tanto te queremos”; ronroneé con resignación y me
acurruqué entre los brazos enormes de mi mami.
Aquí va mi
reflexión: Lo que tengo es un sentimiento de minusvalía, es decir, por un lado,
me falta el amor de mi tío y por el otro, tengo una vida plena, satisfecha,
reposada, tranquila y en compañía de mis súbditos… ¡NO SE PUEDE TENER TODO EN
LA VIDA! ¡MIAAAUUU!
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