La sobrepoblación
planetaria se ha incrementado en demasía en las últimas décadas a pesar de las
campañas de concientización a la población mundial. Bueno, eso tengo entendido, porque la verdad,
desde mis alturas y en mi palacio, no tengo la menor necesidad de sufrir los
estragos que tiene que vivir la multitud en los transportes, la alimentación, la vivienda, los servicios y
debo aceptar que todo eso se lo debo a mis mamis, que se esmeran por cumplir
con su deber y darme lo que toda reina necesita.
Hoy, bueno, desde ayer, inició un simulacro
en mi mansión: estamos viviendo una sobrepoblación gatuna, es decir, somos
demasiados en la casa: Ariel, Boti, Kyle, Tommy y yo, además una perrita a la
que aprecio mucho y se sumaron mis dos sobrinos. No sé dónde debo dormir, porque, como buena
anfitriona y reina bondadosa como soy, la cedí a mis sobrinos que están de
visita. ¿Dónde me acomodaré esta noche
o, mejor dicho, esta madrugada? ¡No
tengo la menor idea! Los lugares que he
destinado a mis súbditos están ocupados, ellos duermen plácidamente sobre los
mullidos y lujosos sillones, yo los observo con algo de envidia, pero la
disimulo para no hacer notar mi fragilidad, por si hay alguno que disimule y me
observe de reojo. Yo ando dando vueltas,
no sé dónde acomodarme para dormir. Me
siento agotada, han sido tantas las emociones de las últimas horas, por
ejemplo, hoy preparamos un pastelito riquísimo, lo comí, lamí el betún y
ensucié mis bigotes, cosa que nunca antes me había sucedido pero que me logró
entretener un rato pues la limpieza de ellos fue algo difícil, también salí a
mis jardines a recorrerlos mientras la brisa veraniega alborotaba mi hermosa,
oscura y sedosa cabellera. Estoy
agotada, debo encontrar un lugarcito para mí, creo que no me queda otra opción
que poner en práctica mi humildad y dormir con los gatitos… ¡MIAAAAUUUUUU!!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario