Hoy desperté muy temprano, los trinos de las aves que habitan en mi reino iniciaba y el sol penetró a través de los vidrios de mi amplísima ventana y me abrazó suavemente, el calor recorrió cada pelo de mi cuerpecito y yo, feliz, me levanté pensando que hoy es el gran día.
Yo considero que cada día es especial porque tenemos la oportunidad de vivir experiencias de manera diferente. Sin embargo, hoy estoy especialmente emocionado, es que vendrán los archiduques y la princesa a quedarse en mi palacio y mañana iremos a mi bosque.
Instruí a mi secretaria que estableciera comunicación con la princesa, que acomodara actividades y horarios, que tomase nota de los insumos que necesitaremos para el día sábado y a mi gordis y el conde Marlon, que tengan todo preparado para la comilona de hoy.
Bueno, yo ya estoy listo para recibir a mis invitados, mi pelaje está reluciente porque hoy me esmeré y di muchos más lengüetazos a mi cara, mis orejitas, mi cuerpecito y mi enorme cola, también he ensayado frente al espejo diferentes expresiones de amor y creo que ya encontré la mejor: sonrío y parpadeo lentamente tras mirar durante cinco segundos con mis hermosos ojos.
Ahora estoy en la cocina, vigilo que Tere no arrase con la comida ni abra demasiadas veces el refrigerador… ¡MIAU!
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