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miércoles, 9 de agosto de 2023

ESTOICISMO EN MI PALACIO… ¡MIAUUU!

 



   Mi gordis anda triste, eso lo sé aunque no me lo diga.  Hoy por ejemplo, al descender grácilmente por mis amplias escaleras y asomarme a la cocina, la ví parada sin comer, no había rastros de alimento alguno en la estufa, no había platos sucios ni pedacitos de queso, jamón, pan, tortilla o algún otra cosa que se pueda digerir.

   Desde el lunes, día en que recibió un mensaje, se incrementó la inapetencia.  “Yo creo que no está bien, sé que ama en silencio para otros a sir Gerald y debe sentirse angustiada por su estado de salud”.

   Han mitigado esa condición tres elementos fundamentales: en primer lugar, nosotros que vivimos con ella y las llamadas de mi tío; en segundo lugar, las visitas de familiares y sus amigotas a quienes aprecia mucho, la distraen y acompañan; y, por último, la incipiente práctica del estoicismo que estamos intentando asimilar y hacer parte de nuestras vidas.

   En el estoicismo hay tres principios básicos bajo los cuales se debe conducir la vida, el primero de ellos es el memento mori, cuya función es tener siempre presente que somos mortales y que en cualquier momento, nuestra almita se desprenderá de nuestro cuerpo y trascenderá, que dejaremos de tener contacto con los seres de este mundo y que habrá quienes nos recuerden conamor y otros, que ni siquiera piensen en nosotros; el otro principio es el llamado amor fathy, que es el amor al destino, esto significa que no debemos renegar ni reprochar las cosas o eventos que no sean buenos para nosotros, sino aceptarlos y amar las cosas que nos suceden; por último y, creo, el más importante, es el que sugiere que uno debe distinguir entre las cosas que uno puede controlar y las que se sitúan fuera de nuestro campo de acción o de influencia para, después, controlar las reacciones e intentar transformar los sentimientos que se generan a partir de las emociones surgidas de los eventos externos.

   Así pues, en lo único que podemos influir es en nuestras reacciones y acciones, somos incapaces de entrar en los demás, en las mentes y las almas de los otros para que nos comprendan, para que piensen y actúen como uno lo haría.  Bajo esa premisa, mi gordis ha adoptado una posición estoica, me refiero a la de la aceptación del destino y de las cosas en las que no puede influir, como es la salud de sir Gerald y nos ha dicho que, tal vez, lleve muchos días sin saber de él pero que es optimista y espera, con todo su corazón, que se alivie.

   Nosotros, que vivimos con ella y la amamos, queremos que sus deseos se cumplan para que regrese a su estado anterior, en el que vivía con la tristeza por los ausentes permanentes pero con la ilusión de los fines de semana… ¡MIAU!

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