FUEGOS ARTIFICIALES, FANNY Y SIR GERALD… ¡MIAU!

 

   En mis dominios todos los habitantes gozan de libertad absoluta, son tranquilos y muy empáticos, consideran a los demás y, antes de realizar cualquier acción, piensan en el bienestar del otro.  Esta actitud se debe a mi gran gatonalidad, pues he logrado que internalicen el pensamiento de Lévinas y la noción de otredad.

 

   En el imperio hay sectores de la población que acostumbran jugar con fuego, es decir, encender y tronar fuegos artificiales con diversos motivos y todo para comunicar sobre un desceso, una alegría, una conmemoración, etc.

   Las reacciones de mi secre ante los estruendos, nos preocupa mucho, mi Fanny se asusta, baja la cabeza, esconde la cola, su cuerpo se encorva y busca un lugar seguro en donde guarecerse.

   Hace meses, sir Gerald me dijo lo siguiente: “Su majestad, si me permites, te puedo aconsejar que, para disminuir y extinguir el miedo de Fanny, proporciones un reforzamiento primario cada vez que haya un ruido de aquéllos que provocan el estado inconveniente a la niña.  Los ruidos fuertes que la atemorizan serán relacionados con algo grato y delicioso; si haces esto durante un tiempo, se conseguirá que el miedo se extinga”.

   Yo no lo había llevado a la práctica puesto que mi secre, glotona como mi gordis, comía casi sin descanso durante todo el día. 

   Hace un par de semanas que se acabaron sus galletas y sus palitos de carnaza, pero no los adquirimos porque mi secre goza de un cuerpo exultante de volumen y pretendemos siga un régimen alimenticio más sano.

   Bueno, pues desde ayer hemos pasado el tiempo entre estruendos, ruidos incómodos y, cuando mi Fanny reaccionó con el pánico consecuente a cada ruido, mi gordis la llamó, le ofreció un pedacito de queso, acarició su cabezota y dio un tierno beso.  Esa acción la repitió tres veces, a la cuarta, Fanny ya no intentó subir.

   Yo, como buen aprendiz pavloviano – gerardiano, continuaré con la práctica hasta lograr la extinción del miedo de mi secre… ¡MIAUU!

  

 

Mis agradecimientos estóicos.

Agradezco por la vida de mis seres queridos, los que están y los ausentes; agradezco por la posibilidad de continuar aquí, agradezco por las enseñanzas adquiridas, agradezco por la posibilidad y agradezco por este día.