¡MIAUU!
Desperté antes que todos en mi palacio; con el primer trino, abrí mis enormes y bellos ojos tomasinos, recordé que hoy iríamos a visitar a los maestros de la primaria para, además de desearles un buen año, tener la oportunidad de estar con una de mis mayores admiradoras.
Bueno, estuve un rato más sobre mi acolchonada Tere, es que sus piernas son tan suaves y grandes que me siento como si descansara sobre una superficie blanda y acuosa, es lo que imagino desde que me enteré de que, para aliviar contracturas y fatiga, no hay nada mejor que las camas de agua.
Antes que sonara el despertador, Tere se incorporó, nos saludó;,al terminar de tomar su bonche de pastillas, nos dijo: “Chicos, hoy iremos a la primaria y, como decía mi papá, ¡El que se quedó, se quedó!”.
A partir de esa frase, que fue como una señal para iniciar una carrera de velocidad, nos desamodorramos.. Todos, a excepción de una, reaccionamos, saltamos de las camas y nos bañamos, lengüetazos por aquí y por allá, peinamos nuestros respectivos pelajes con nuestras garritas y terminamos a tiempo. Sólo mi secre se excluyó de la competencia, estaba muy agotada pues anoche trabajó como veladora del palacio. Dió vueltas de un lado a otro, recorrió la enorme estancia, las habitaciones, los pasillos y hasta el sótano, todo en búsqueda de algún intruso, me refiero a algún gato extraño o un bicho de esos que salen por las alcantarillas.
Al sonar el timbre de mi mansión nos reunimos alrededor de la mesa, en espera de que el enorme bolso de Tere se abriera; una vez desplegado, mis hermanos se impulsaron al interior al mismo tiempo y, tras darse un tope al saltar, lograron ponerse de acuerdo dentro para acomodarse; luego siguió mi mamá Ariel y al final, fui yo porque debía tener el mejor sitio dentro de nuestra transportadora.
Al llegar, la primera fan que nos recibió “com bombos y platillos fue una de las trabajadoras manuales, después, el director y las subdirectoras del Plantel. Por último, al entrar al cubículo en que se encontraba mi admiradora número 1, aparecí sin hacer ruido, ella se sorprendió al verme y me mostró su gran aprecio. Yo me sentí muy satisfecho y tan feliz, que estoy dispuesto a ceder mi alimento a mi hambrienta gordis .
De regreso a mi mansión, agradecí a la gordis que nos llevara a mi visita real que constituye una experiencia amorosa que me alimenta gatonalmente de manera increíble… ¡MIAU!
Mis agradecimientos estóicos.
Agradezco por la existencia de todos mis seres queridos, incluyendo los que ya no están aquí; agradezco por la entrañable mañana que hoy pasé en la primaria, agradezco por la lealtad y cariño de Marlon, agradezco por la compañía de mis mascotas y agradezco por este día.
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