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lunes, 29 de abril de 2024

VIAJE REAL, COMO UN SUEÑO… ¡MIAU!


  
Aún no consigo reponerme, lo mismo ocurre con mi tremenda gordis, que, si bien no era tan voluminosa, ahora está cual globo inflado.

   La historia de lo que vivimos mis hermanos Botitas, Kahil y yo durante la semana pasada fue producto de un sueño porque, en efecto, nos acomodamos dentro de una maleta sin saber lo que el destino nos deparaba.  La cosa fue así, la noche del domingo, después de beber leche en nuestras sendas copas de plata y comer las croquetas de salmón, nos dirigimos a nuestras respectivas habitaciones pero en el camino nos encontramos con una caja rectangular llena de ropa.  “¡Mmmh! ¡Vaya que se puede descansar en ese colchón colorido!”, pensé con ilusión; después fui separando las prendas de tal manera que me sentí apretadito, lancé un maullido a mis hermanos para que se unieran al regocijo de estar ahí enmedio de las telas, hundimos nuestras huellitas y ensartamos las garritas para sacar hilos multicolores durante un muy buen rato, hasta que el cansancio nos hizo dormir.  Sentí, después de unas horas de dulces sueños, una ligera opresión y unos movimientos suaves; en mis sueños, pensé que mi gordis nos arrullaba.

   Al cabo de un rato, sentí mucho calor y se abrió la maleta.  Salté al exterior, moví mi peluda cabecita para observar mi entorno; lo mismo hicieron mis hermanos.  Entonces mi gordis lanzó un grito de sorpresa y nos dijo que estábamos en Mérida, que no se había percatado de nuestra compañía y nos ofreció disculpas por la incomodidad que hubiésemos podido experimentar durante el trayecto.  Yo la miré con desdén, pues no nos había dicho ni “miau” sobre el paseo, estoy seguro que se iba a ir a escondidas.

   Bueno, el motivo del viaje fue la celebración del cumpleaños de mi tío Alfredo que es hermano de mi Tere y el benefactor número uno de mi reino.  “Te perdono, gordis.  Debemos ser estóicos y no guardar rencores, pero lo que sí te exijo es que nos lleves a todos los lugares y nos convides todo lo que comas”, dije con firmeza.

   El viaje y el festejo estuvieron de lujo, muy divertidos y asombrosos.  Entre mis tíos Lety y Alfredo, además de nosotros los felinos, dimos descripciones a mi gordis para que imaginara lo imponente de los escenarios naturales por los que caminamos.  También probamos la comida típica del lugar, que es deliciosa.

   Los días que estuvimos en compañía de nuestro tío fueron fascinantes y cada uno de ellos los festejamos de tal manera que el día 24 inició el 22 y terminó el 27.

   Recorrimos algunas zonas arqueológicas e hicimos largos paseos en los que tuvimos oportunidad de conocer sobre los mayas, sus costumbres y hábitos, entre ellos, me llamó la atención la bebida a base de cocoa y agua con chile y pimienta.  Subimos a las edificaciones milenarias, trepamos en las enormes seibas, hablamos con los monos, probamos los refrescantes sorbetes, caminamos por la ciudad, nos introdujimos a los mercados y comimos en restaurantes.  En fin, fue un viaje de celebración familiar inolvidable para todos en el que el protagonista fue el cumpleañero.

   Sólo mi gordis regresó agotada e inflada, hasta creo que no necesitaba del avión, pues con su volumen era suficiente para volar hasta el reino.  Yo quiero decir a mi tío que nos sentimos muy felices y que deseamos que su amor y actividad incansable perdure muchos años más, además de que tenga mucha tranquilidad, alegría y viva con el entusiasmo que lo caracteriza… ¡MIAU!

Mis agradecimientos estóicos.

   Agradezco a mis seres queridos, a los que están aquí y a los que gozan de la vida eterna, por estar presentes en mis recuerdos; agradezco a mi hermano Alfredo y a mi cuñada Lety por la amorosa protección y la aventura del viaje; agradezco a Mary, Santi, Dadá,Emi y Marlon por estar al pendiente de mis queridísimas mascotas en mi ausencia; agradezco a la vida por dejarme continuar aquí y agradezco por este día.


 

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