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viernes, 22 de marzo de 2013

¡MIAUU! ¡MI MAMI SE ENOJÓ! ¿SON CUESTIONES DE MINI-EDAD O NIMIEDAD?




   Ayer estaba bien cuando terminé de escribir.  Hoy, no lo sé.  Es que todo es muy extraño, yo no puedo entender, no cabe en mi peluda, redonda y “gran cabeza”,--como la de Arturo, el bohemio puro de noble corazón que brindó por su madre, la anciana dulce y buena que lo esperaba cada noche—por qué es tan importante el paso del tiempo para las personas…
Ayer escribí acerca de la miniedad y de la nimiedad; me parece, como es natural de una felina eternamente linda como yo, que las cuestiones del paso del tiempo para mí sean insignificantes pues yo, como el vino,  con el paso del tiempo soy más bella, más sabia, más letrada, más valiosa, más hermosa, más reflexiva. 
   Platiqué con mi mami acerca de lo que escribí, lo hice con la mejor intención pues quería disipar cualquier duda acerca de los significados de las palabras, ella leyó lo que hice y dio un grito de horror: “? Medio siglo?  ¡NOOOO!”, dijo indignada.  Después del arrebato, me tomó entre sus brazos, me miró fijamente y me preguntó: “¿Acaso no sabes sumar?  Nací en 1965”.
   Yo quedé paralizada, creí que me golpearía, no supe qué decir, así que cerré mis ojos y ronroneé.
   Eso surtió efecto; en cuanto me vio y escuchó, me abrazó y besó la cabeza.  Después, con dulzura, me dijo;  “Mira, para hacer la cuenta de mi edad, puedes contar mentalmente del 65 al 100, eso son 35; luego sumas 13 y verás que son 48, pero aún no es mi cumpleaños, así que tengo apenas 47”. 
   Yo me mantuve con los ojos cerrados, el miedo me tenía paralizada, sentí un aire frío recorrer mi cuerpo y solamente esperaba a que ella se calmara más.  Mientras tanto, reflexioné acerca de lo siguiente: “Faltan menos de tres años para que tenga el medio siglo, así que está bien lo que escribí, no lo corregiré”.
   Cuando ya estuve libre, lejos de ella, me sentí aliviada, a salvo, fui al librero de la casa y continué pensando.  “¡Miau, qué barbaridad!  ¿Acaso es mentira lo que escribí?  ¡NOOOO!”.
   Yo no sé a qué se debe que las personas dan tanta importancia a la edad, yo sé que vienen achaques, enfermedades, dolores que se incrementan con el paso del tiempo, pero eso no es importante.  Yo creo que lo que vale la pena es vivir para aprender, todo lo que se pueda, así como lo hago yo, que todo lo que pasa a mi alrededor mi hace pensar,  reflexionar y opinar, que soy libre para expresar mis ideas y creo que lo mejor será evitar hablar de edades.
   Pero como ya no lo haré de nuevo,  voy a decir que mi abuelo cumpliría 80 años este próximo 10 de abril y que para esa fecha mis papis están pensando en subir al internet alguno de las Novelas Diarias de la Vida Real que fueron publicadas en el periódico El Universal Gráfico.  Pero no diré más acerca de eso porque ellos quieren que sea una sorpresa.  En fin, ya no escribiré acerca de la edad de mi mami,  ni de mi papi y ni de persona alguna, al menos, mientras se le pasa la molestia.  ¡ABUR! ¡MIAU!   

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