Ayer estaba bien
cuando terminé de escribir. Hoy, no lo
sé. Es que todo es muy extraño, yo no
puedo entender, no cabe en mi peluda, redonda y “gran cabeza”,--como la de
Arturo, el bohemio puro de noble corazón que brindó por su madre, la anciana
dulce y buena que lo esperaba cada noche—por qué es tan importante el paso del tiempo
para las personas…
Ayer escribí acerca de la miniedad y de la nimiedad; me
parece, como es natural de una felina eternamente linda como yo, que las
cuestiones del paso del tiempo para mí sean insignificantes pues yo, como el
vino, con el paso del tiempo soy más
bella, más sabia, más letrada, más valiosa, más hermosa, más reflexiva.
Platiqué con mi
mami acerca de lo que escribí, lo hice con la mejor intención pues quería
disipar cualquier duda acerca de los significados de las palabras, ella leyó lo
que hice y dio un grito de horror: “? Medio siglo? ¡NOOOO!”, dijo indignada. Después del arrebato, me tomó entre sus
brazos, me miró fijamente y me preguntó: “¿Acaso no sabes sumar? Nací en 1965”.
Yo quedé
paralizada, creí que me golpearía, no supe qué decir, así que cerré mis ojos y
ronroneé.
Eso surtió
efecto; en cuanto me vio y escuchó, me abrazó y besó la cabeza. Después, con dulzura, me dijo; “Mira, para hacer la cuenta de mi edad,
puedes contar mentalmente del 65 al 100, eso son 35; luego sumas 13 y verás que
son 48, pero aún no es mi cumpleaños, así que tengo apenas 47”.
Yo me mantuve
con los ojos cerrados, el miedo me tenía paralizada, sentí un aire frío
recorrer mi cuerpo y solamente esperaba a que ella se calmara más. Mientras tanto, reflexioné acerca de lo
siguiente: “Faltan menos de tres años para que tenga el medio siglo, así que
está bien lo que escribí, no lo corregiré”.
Cuando ya estuve
libre, lejos de ella, me sentí aliviada, a salvo, fui al librero de la casa y
continué pensando. “¡Miau, qué
barbaridad! ¿Acaso es mentira lo que
escribí? ¡NOOOO!”.
Yo no sé a qué
se debe que las personas dan tanta importancia a la edad, yo sé que vienen
achaques, enfermedades, dolores que se incrementan con el paso del tiempo, pero
eso no es importante. Yo creo que lo que
vale la pena es vivir para aprender, todo lo que se pueda, así como lo hago yo,
que todo lo que pasa a mi alrededor mi hace pensar, reflexionar y opinar, que soy libre para
expresar mis ideas y creo que lo mejor será evitar hablar de edades.
Pero como ya no
lo haré de nuevo, voy a decir que mi
abuelo cumpliría 80 años este próximo 10 de abril y que para esa fecha mis
papis están pensando en subir al internet alguno de las Novelas Diarias de la Vida Real que fueron publicadas en el
periódico El Universal Gráfico. Pero no diré más acerca de eso porque ellos
quieren que sea una sorpresa. En fin, ya
no escribiré acerca de la edad de mi mami,
ni de mi papi y ni de persona alguna, al menos, mientras se le pasa la
molestia. ¡ABUR! ¡MIAU!
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