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lunes, 25 de marzo de 2013

¡QUÉ NIÑOS, MIAUUU!

Casi todos los fines de semana, llegan a la casa un par de niños, yo no sé qué parentesco tengan conmigo porque, aunque soy tan inteligente, no comprendo por qué tienen tanta libertad y poder como el mío.
   Los dos son pequeños, aunque en tamaño son mucho más grandes que yo.  Seguramente ellos deben ser parientes cercanos, pues el más joven tiene los ojos  verdes, casi tan verdes como los míos.  Me pregunto si  serán hijos de algún hermano o hermana.  Pues bien,  siempre que llegan, mis mamis se alborotan,  eso me hace sentir un poco de celos, pues estoy acostumbrada a que la adoración sea solamente para mí y un poquitito para Valentina. 
   Además de ese sentimiento de abandono, desapego, soledad y temor a la pérdida que me provocan, me invade una sensación extraña porque mis mamis se transforman a tal grado que hasta cambian de nombre, en esos días se convierten en Bis y Abue.  Yo me escondo en lo más alto de mi closet, donde no puedan verme y, aunque me busquen, no me encuentren.  Solamente aparezco de vez en cuando, para beber agua o comer. 
   Ayer por la mañana decidí que estoy en mi casa y que, como buena anfitriona que soy, debía salir y atender a los visitantes.  Bajé con cuidado y di un salto a la mesa, los dos niños dijeron mi nombre:
--Ágata,  ¡qué bonita!

   Eso me hizo sentir bien, al fin había alguien que en estas últimas 48 horas decía algo atinado.  No cabe duda que son unos  pequeñines inteligentes, deben ser algo mío, porque de otra manera no podría ser.  Además, me dieron mis botanitas, me atendieron como una reina.  Eso me complace, así que permanecí en la sala con ellos hasta que sus papás llegaron y se fueron todos.  Una vez solas, mis mamis quedaron exhaustas, una hasta se durmió en la tarde.  Ambas platicaron acerca de ellos y yo las escuché con atención, pues esperaba que dijeran algo lindo de mí y así fue.  Las dos comentaron acerca de la negrura de mi pelo, de lo verde de mis ojos, de mi porte elegante, de las posturas señoriales que adopto cuando descanso…
   RRRRonroneé con alegría.  ¡No perdí el cariño de mis mamis!  

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