Como siempre lo he
comentado, mi mami es profesora, pero no sabe tanto como yo, por eso la ayudo
con sus trabajos académicos, pero ¡NUNCA EN LAS LABORES DOMÉSTICAS, MIAU! Lo anterior viene a colación porque en estos
días, sobre todo a partir de ayer, que tenemos una compu nueva, ella se ha
esmerado en arreglar el lugar donde está, que cabe decir, parece una
biblioteca, hay muchísimos libros; además, a ella le encantan los adornitos y
las latas, eso es una verdadera lata, porque ahora estamos invadidas de envases
de metal.
Bueno, ayer terminó
en la madrugada, subió exhausta pero aún así, yo le exigí que me abrazara, me
acerqué a ella por la espalda y le maullé al oído: “¡Abrázame para poder dormir!”. Ella, linda pero no tanto como yo, volteó
hacia mí y extendió los brazos para que
me acurrucara en ellos. Tuve un sueño
excelente, dormí profundamente hasta eso de las 6:00a.m. Después, me coloqué sobre su colchón, es
decir, sobre su estómago y ahí comencé a ronronear y a besarla para que
despertara.
Ya adentrada la
mañana, ella comenzó a trabajar en nuestro estudio, que es pequeño y que, en
contraste, tiene infinidad de objetos, muchos de ellos inservibles. Yo la miraba, como una reina que observa y
dirige a sus súbditos. De repente, se
escuchó un grito: “¡Ahhh! ¡Me rompí una uña y me duele!”, dijo ella antes de
lamer su dedo. Yo la miré con lástima,
imagino que le debe hacer causado una molestia enorme, porque ella no es
quejumbrosa, asume su papel de mi sierva con sumisión y humildad…
En fin, yo creo
que está bien que prepare mi lugar, yo necesito estar en un espacio limpio,
ordenado, aromático, que me invite a la reflexión y al ejercicio de mi
inteligencia. ¡MIAU!
No hay comentarios:
Publicar un comentario