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viernes, 7 de febrero de 2014

APENAS ME RECUPERÉ DE LA IMPRESIÓN ¡MIAUUU!



   Como siempre, paso el tiempo dedicado a la reflexión y a engrandecer mi enorme sabiduría.  Ayer, cuando más concentrada estaba en decifrar la razón por la que se dice que alguien piensa en la inmortalidad del cangrejo cuando esa persona está con la mente desocupada, me llamó mi mami.   Acudí presta, ligera, elegante, pachona y hermosa, como soy, aunque aún pensando en la frase.  
   Mi mami llamó a una joven que le ayudó a meterme en mi maleta de salir y cargó a Valentina.   “Seguramente vamos de paseo”, pensé con intriga, “Tal vez vamos al cine o a un restaurante; nunca he entrado en ellos, solamente los conozco por fuera,¡miau!”.
     Caminamos  por la calle y nos dirigimos a una casa, mi mami tocó el timbre y… ¡MIAU! ¡Salió la doctora!   Yo, que iba en silencio, quedé petrificada, me encogí y traté de volverme invisible.  
    La doctora comenzó con Valentina que, por cierto, no es valiente, lloró cuando le cortaron las uñas, cuando la auscultó porque tiene una protuberancia en el vientre y gritó cuando la vacunaron.  Escuché que esas bolitas salen de manera inexplicable cuando las mascotas son añosas.  “¡Qué suerte!  Yo no soy mascota, soy reina y soy felina”!, me dije con cierto alivio, aunque me preocupé por mi amiga porque la doctora comentó que hay que vigilar que la bolita  no crezca.   Mi mami se asustó y entristeció por Valentina.  Una vez concluida la visita médica de Valen, pensé que nos retiraríamos pero no.  El cierre de la maleta se deslizó y yo no me levanté, quedé acostada, quería fundirme con la base, pero las manos de mi mami me sacaron.  La doctora le dijo que me sostuviera porque los felinos no son buenos.  A pesar de haber escuchado semejante insulto, fingí que no entendí, cerré mis enormes y verdes ojos y también mis oídos.   La galena tomó una jeringa y me inyectó, yo no me moví, demostré que no soy como los demás, que soy única. 
    Por último, la doctora sonrió, me acarició y llamó a su hijo: 
--¡Mira qué gatita tan bella, ve sus ojos, son de un verde profundo!

    Bueno, yo me sentí recompensada, orgullosa, tanto como se siente mi mami cuando habla de mí, ¡MIAU!
                              

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