Mi mami está muy
mal, atraviesa por esos caminos oscuros que erizan mi pelo… Yo no sé cuál es el problema, ella debe
conformarse con lo que tiene, me refiero a su visión deficiente, aunque no es
lo de menos porque yo quisiera que pudiera verme tal como soy, así hermosa,
majestuosa, divina, elegante…
La observo
silenciosamente cuando está en sus etapas, imagino cómo debe sentirse. Sobre todo cuando la escucho decir que no
está conforme con su vida. Me provoca
gran dolor, ¿Cómo explicarlo? Quisiera
poder regresar el tiempo a cuando todo se originó, pero de eso hace ya muchos años. Ella era una niña, según dice, era una niña
aún cuando aquél terrible accidente del que, afortunadamente para mí, logró
salvar la vida.
Hoy está de nuevo
llorando, yo quisiera abrazarla, besarla y regresarle lo que la vida le quitó y
a otros le da a manos llenas. Por
desgracia, no tengo el poder.
He reflexionado
mucho acerca de lo que le ocurre, creo que esto debe ser normal en todos los discapacitados. Se acostumbran a vivir con las funciones que
tienen intactas, desarrollan estrategias de compensación pero nunca podrán
suplir las que no existen. Por ejemplo,
a mí, que soy ágil por naturaleza, me pregunto qué haré cuando mis peludas
patitas no puedan servirme para saltar las bardas. Me aterra pensarlo, creo que tal vez utilizaré
una escalera.
El secreto, para
ser feliz y estar conforme con lo que le toca a una es no querer lo que no se
podrá obtener, sino valorar lo que se tiene.
Ese es el consejo que le doy a mi mami, ¡miau!
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