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martes, 10 de enero de 2017

¿¡¡QUÉ PORQUERÍAS SON ESAS!!??...Y MIENTRAS TANTO, ¿QUÉ ES LO QUE COMEN LAS CLASES PUDIENTES?.... ¡MIAAAUUU!





   Como lo anoté en mi escrito anterior, ahora me mami me da de comer cochinadas, lo que les sobra de su comida… ¿Quién se piensa que soy?  Me ha llegado a preocupar tanto esta situación, que creo que llamaré a un psiquiatra, porque creo que su enfermedad mental está en ascenso… Además, los areneros que mi tío hizo favor de llenar, están casi vacíos…
   Se bien que las condiciones en que vivimos la mayoría de los mexicanos son indignas, que no tenemos oportunidades de disfrutar de algún capricho, que no se puede andar a gusto y darse gustos, tal como dijo mi tío en relación a la no adquisición voluntaria de ropa demarca: “Estaríamos más frustrados”.  Yo afirmo que mi primera y única frustración, es la impotencia que vivo ante la impunidad de los que detentan el poder. 
   ¿Por qué hemos de ser nosotros, seres que hacemos que nuestro país tenga vida porque nos dedicamos a algún trabajo honesto, por ejemplo, yo me dedico a la reflexión y a cuidar a mis mamis, no tenemos una remuneración acorde con la importancia social real basada en nuestra praxis?  No estamos de adorno, hablamos, resolvemos, damos opciones, actuamos… Y qué hacen los políticos?  ¡PRETENDEN ENGAÑAR A LA GENTE!  Aún no sé si haya seres vivos que les crean sus rollos vacíos, son como el tronco de un alcornoque, huecos.
    Mi mami suele decir que al menos, no estoy como los gatitos que viven en la calle, esto con la intención de convencerme  para que coma las porquerías que me da.  Y yo me pregunto si lo que me propone es una actitud egoísta, poco solidaria y conformista.  Mi respuesta es sí, esa es la  intención y yo le respondo que hablo por mí y por los gatitos de la calle, no es justo que no tengamos la oportunidad de un alimento digno y nutritivo; eso de la comparación es ridículo, porque siempre habrá alguien que esté peor que nosotros, pero también hay muchos que gozan de todos los privilegios sin haber hecho mérito alguno, solamente el de agacharse. 
    En fin, tengo apetito pero resistiré.  Estoy en huelga de hambre en espera de que mi mami se conmueva y me compre mis latitas.  Ojalá que ella y el gobierno cedan, que los atropellos que se hacen en contra de la nación mexicana se detengan, que los gobernantes lleguen a sentir un mínimo de empatía hacia la población y consideren que el mexicano es un pueblo tranquilo y, gracias a la intervención de los medios de comunicación, enajenado, sin identidad ni expectativas más allá del reguetón y del sexo (ahora ya puedo hablar de ello porque soy grande).
   En fin, espero que mi mami, al igual que el gobierno, recapaciten respectivamente, acerca de las deplorables condiciones en que vivimos la mayoría de los seres vivos en México.  ABUR!!!

  

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