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sábado, 21 de enero de 2017

REIVINDICACIÓN DE MI MAMI… ¡LOS POLÍTICOS DEBERÍAN IMITARLA! ¡MIAAAUUU!





   Mi huelga de hambre, la bandera rojinegra en la puerta, mis súplicas y exigencias surtieron efecto.  Llevaba yo dieciocho días sin comer, mi cabello otrora sedoso y brillante, se tornó seco y opaco, mis ojos no cambiaron en su apariencia porque son bellos, mi mirada, antes dulce, se volvió violenta, amenazadora.  Ya estaba a punto de estallar, de dar un salto y sorprender a mi mami con una acción que nunca ha imaginado.  Cuando preparaba mi ofensiva por la indiferencia de mi mami, llegó del centro comercial con un montón de latitas y sobres. 
   La verdad, creí que soñaba.  No podría creer que la gordita Queta se hubiera conmovido y hubiera puesto en acción su empatía, pues si hay algo que la caracteriza es su necedad.  Quedé parada observándola a distancia, no quería tener  decepciones ni más tristezas.  Me llamó con dulzura, como antes lo hacía: “¡Ven, Agatita! Mira lo que te traje”, dijo mientras colocaba las bolsas sobre la mesa.  De un brinco, me coloqué junto a los ruidosos plásticos, husmeé un poco, me asomé, olí el contenido y me percaté que era verdad.  “¡¡De nuevo tengo mis latitas!! Mi mami me quiere mucho”, pensé con alegría.  
   Una vez guardadas las latitas en su lugar, me cargó cariñosamente y me dijo: “Ágata, debes tener en cuenta que esto es un sacrificio para mí, que estoy limitando gastos para darte lo que tú necesitas comer.  Como yo hago este acto de solidaridad hacia ti, te digo que tú tienes la obligación de no ser grosera con los cachorros ni con Ariel, la doncella”.  La miré fijamente con mis expresivos ojos, mi mirada violenta se fue disipando hasta extinguirse y tornarse tierna.  “No te lo prometo, pero haré el intento”, respondí con sinceridad.  “Está bien, querida Ágata, con saber que harás el intento y que lo lograrás porque eres una gatita especial y muy linda”, me dijo mi mami con ternura y dio un beso en mi delicada, redonda y perfecta cabeza.  Yo ronroneé y ahora ¡SOY DE NUEVO FELIZ! 
   Creo que es un buen ejemplo de lo que deberían hacer los políticos en México respecto al gasolinazo; no establecer acuerdos de protección, porque eso no son más que acuerdos que no se sabe si hay el compromiso real de las empresas para disminuir sus ganancias.  Lo que deberían hacer todos los políticos es disminuir sus ENORMES SALARIOS, sus bonos, sus dietas, sus seguros médicos, etc.  Con eso se podría tener mayor estabilidad económica en un país tercermundista, emergente,  subdesarrollado, en vías de desarrollo o como le quieran llamar.  ¡MIAU!

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