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domingo, 3 de junio de 2018

A UN GATOTE EXCEPCIONAL… UN ¡MIAUUUU! CON TODA MI ADMIRACIÓN Y RESPETO




   ÉL es un señor que se parece a  mí, porque se entrega con cada caso que se le presenta y que es difícil de solucionar.  Yo soy así, me pongo retos y trato de cumplirlos de forma eficaz, eficiente, comprometida y utilizo para ello mis conocimientos, mi sabiduría, mi genialidad y mi corazón.  Creo que se lo aprendí, porque llevo ya de conocerlo varios años, casi toda mi vida.
   Bueno, él es mi guía, aunque también pienso que en algunos aspectos él trata de imitarme porque, aunque lo niegue, involucra sentimientos hacia los demás.  El compromiso no incluye solamente la responsabilidad y el amor propio, la conciencia de conocer cuál es la misión que se debe cumplir cuando se toma un acuerdo con alguien, se hace una especie de contrato.  En un contrato hay dos partes, la del que debe hacer el trabajo de reparación o educación de un sujeto y la del contratante, que es quien debe ser el más interesado porque el producto o resultado de la intervención sea favorable.  ¿Qué hacer cuando el contratante no está comprometido o la
“preocupación” por la reparación o intención sean eficaces?  Por desgracia, no se puede hacer gran cosa.
    Hoy lo vi, imponente y fuerte, como siempre.  Yo estoy muy orgullosa de todo lo que hace desde su función porque considero que el bien que ha hecho para muchas personas carece de precio, su valor es infinito y solamente quienes han tenido la fortuna de encontrarlo en su camino lo pueden confirmar; ha dado tranquilidad y felicidad a muchas, cientos o tal vez, miles de familias…
   Yo, desde mi vanidosa y genial humildad, lo admiro y reconozco grandemente su labor.  Ahora está triste, frustrado, pero no es su culpa, él no se equivocó, quienes arruinan muchas veces la labor de quienes trabajan con muchachos con deficiencias son los padres que no pueden comprender o no quieren ejecutar las instrucciones para educar a sus hijos.
   Con  el trato y el esfuerzo que se pone en la capacitación de un gatito, yo me he visto involucrada emocionalmente y muchas ocasiones me recomendó; “no involucres sentimientos, eso resta eficacia en las acciones que emprendas”, pero cómo no hacerlo si hay el trato diario, la comida diaria, los modales que debemos enseñar a los gatos para que se den a entender con los demás, para que no se muestren agresivos ni voraces y luego, llega la dueña y no sigue la sindicaciones de control.
    Yo he sentido el vacío profundo cuando pienso que lo que he hecho durante mi vida ha sido un “arar en el desierto”, pero luego pienso que cuando están conmigo o estuvieron bajo mi cuidado y dirección, fueron distintos y logré comportamientos educados, afectuosos y sociales.  La inquietud que me queda es pensar qué será de esos mininos, pero no depende de mí.
   Este texto es, con toda sinceridad, un reconocimiento real y honesto hacia un PROFESIONAL real y honesto… ¡MIAU!

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