Vinieron a la casa
dos tías, una de ellas preguntó, por tercera o cuarta ocasión a mi mamá: “Has
visto la serie de Luis Miguel? ¡E está muy interesante!”. Bueno, pues yo abrí mis hermosos, grandes,
bellos, verdes y enigmáticos ojos y me propuse verla “Mmmh, está bien echarle
un ojo, a ver qué se debe hacer para ser famosa”, pensé con curiosidad, “puede
que me de pistas de lo que debo hacer para hacerme famosa, sé maullar bien,
puedo girar sobre la cama, salto grandes alturas, me trepo con agilidad a los
libreros y, además, poseo una gran inteligencia”.
Se fueron mis tías,
quedé con mis mamis que se olvidaron de la recomendación de mi tía Marce y
luego, en la noche, fueron a dormir.
Sigilosamente, bajé las escaleras procurando no hacer ruido. El silencio dominaba todo mi castillo,
solamente se veía deambular a mis lacayos, el Boti y Kyle, que son quienes se
quedan a hacer guardia por si tengo algún contratiempo o alguno necesidad
nocturna. Les indiqué que se apartaran,
que iba a trabajar un rato en mis creaciones
y que para ello, necesitaba hacer una labor detectivesca, es decir, de
investigación. Bueno, prendí mi
computadora y busqué la serie, lo que encontré fue algo que me horrorizó: “Lo que
le hicieron al pobre niño talentoso fue algo espeluznante!!!!! E escuché
con atención todo lo que dijeron de él algunos hombres y mujeres desconocidos
para mí. Aterrorizada por lo que
escuché de aquél niño en el año 80, apagué la computadora y subí a intentar
dormir. Hoy en la mañana esperé a que mi
mamá se despertara, en cuanto abrió los o ojos, pegunté dulcemente: “Mami,
conoces a Luis Miguel?” y después hice un suave ronroneo. Ella me dijo que sí, que lo había escuchado
por primera vez cuando ella era una adolescente, mientras deslizaba su arrugada
y torpe mano sobre mi negra, brillante, larga y suave cabellera y entrecerraba
los ojillos tal y como sugiere Jackson Galaxy para indicar que me quiere. Asentí
con un suave, casi imperceptible
ronroneo para decirle que sí y que también la quiero. Me retiré y volví a la compu. Tenía que averiguar más acerca de él.
Mi conclusión,
después de hacer una ardua labor detectivesca es la siguiente:
1.
Su padre tuvo la visión para transformarlo en
una estrella, pero a cambio, violó muchos derechos de los niños, entre ellos,
el derecho a la educación, a divertirse, a ser feliz, a jugar, en una palabra,
A SER NIÑO.
2.
Fue un acto inhumano culpar al adolescente,
porque esa etapa transitaba Luis, del divorcio de sus padres. En todo caso, la culpa fue de su padre, que
lo explotó en forma desmedida.
3.
Para llegar a ser un ídolo se debe sacrificar la
vida personal, la convivencia con los cercanos y se condena, de una manera
desmedida, a la soledad aún en compañía.
Nunca me había
puesto a reflexionar acerca del sacrificio que se hace para llegar a tener
fama. Es que en mi caso, con el apoyo y
el amor incondicional de mi gorda y cincuentona mami, no requerí jamás de realizar
esfuerzos sobrehumanos.
Aunque yo también poseo
grandes dones no los he explotado y muchas veces he sentido rencor hacia mi
mamá, porque pareciera no darse cuenta de todas mis potencialidades que están
ahí, latentes, queriendo salir y deslumbrar a los demás. Durante años me he sentido así, incomprendida
y con intenciones de mostrar al mundo mis “gracias”, pero me reprimo porque no
tengo el apoyo de los míos. Además, soy
una reina y al menos, tengo un lugar en
el que puedo mostrar mis virtudes y sé que son apreciadas y valoradas sin tener
que sacrificar mis afectos. Todo mi reconocimiento para los famosos que
han dejado su vida personal de lado, ¡MIAAAAUUUUU!
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