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lunes, 2 de julio de 2018

AHÍ VIENEN LAS CINCUENTONAS… ¡SÁLVENESE QUIENES PUEDAN!!! ¡¡¡MIAAAAUUUUUU!!!!



   Yo, como gatita buena, dulce, abnegada, elegante, genial, sabia y además de todo eso, generosa, protejo a mi servidumbre, es decir, a mis lacayos y mi doncella.  Ellos son jóvenes, no saben de la vida más que deben ser educados y sumisos conmigo, que deben seguir mis instrucciones y cuidarse de las fieras que hay en el exterior de esta, mi mansión.
   Bueno, hoy sonó el teléfono y después de un rato llegó otra mujer a la casa, una señora bonachona que reconocí de inmediato: la veterinaria.  Mi mami la saludó cordialmente, platicaron y mientras estaban en eso, yo aproveché para subir a mi habitación después de advertirle a mi servidumbre: “Miauuuu! Huyan! Hay peligro”.  Pensé que tal vez me salvaría si fingiera dormir, esa es una buena táctica para evitar que me guarden en mi bolsa transportadora.
   Pasó un buen rato, creo, después escuché la voz de mi mami: “!Chicos!” No tuve tiempo, me había adormecido de tanto fingir y no pude alertarlos, todos corrieron rumbo a la cocina.  Ahí fue el momento del sufrimiento; la veterinaria, con una jeringa empuñada como una espada, indicaba a mi gordis que detuviera a los gatitos.  Yo estaba arriba, temblando, mis ojos se cerraron fuerte, sentí cómo los apreté para no ver lo que ocurría a mi alrededor.  Pasó un buen rato, creí que me había salvado, cuando sentí que unas manos me levantaban y me decían: “Agatita, ahora te toca a ti”.  ¡Qué lástima!”, pensé con resignación, “Ni modo, me toca la inyección”.
    
   Lo verdaderamente escalofriante para mí, que soy tan sensible, fue la reacción que tuvo uno de mis lacayo, Tomy, que corrió como si lo fuesen a lastimar mucho, como si lo fuesen a torturar por un largo tiempo, como…  “¡Pobrecito!”, pensé con tristeza, “está aterrado y eso no es bueno para su corazón.  Voy a decirle a mi mami que a él no lo inyecte”.    
     Yo quedo tranquila porque sé que mi mami nos cuida a todos y procura que estemos bien, por eso nos visita la veterinaria, pero no todos piensan como yo porque no son tan inteligentes, sabios, geniales, hermosos, elegantes y divinos . ¡MIAU!
    

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