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sábado, 26 de septiembre de 2020

¡GUAU! ¡NO CABE DUDA QUE ÁGATA NOS HACE MUCHA FALTA!... ¡SNIF!

 



 

   El 9 se septiembre asumí la responsabilidad de mantener este blog activo, fue la herencia de la reina Ágata y que yo recibí con agradecimiento infinito.  Al principio, pensé que sería una tarea fácil y me aventuré a escribir la publicación anterior, pero en verdad que reconozco la sapiencia y superioridad de su fundadora.  No supe cómo debería escribirlo ni sobre qué temas…  Después, mi mamá me encargó otro, me dijo que yo ya había aprendido lo suficiente de la reina y que ella misma me había dado lecciones básicas, así que me asignó uno nuevo. 

   “¡GRRR!”, gruñí para mis adentros, “No he logrado comprender esto del uso de la tecnología y ahora, se me agrega otra responsabilidad.  ¿Qué pasó con mi empleo de guardaespaldas? ¿Debo ahora tener más trabajo? ¿Cuál será la ganancia?  Ya no me convidan de sus deliciosos taquitos, ni del pollo, la sopa, las quesadillas y todo lo que la familia come”.  En conclusión, pensé que ese no es un buen negocio. 

   Estuve meditando un buen rato sobre las instrucciones de mi mamá.  Después recordé a Ágata, que era paciente, cariñosa y explicaba a mi mamá las cosas que ella no podía comprender.  “Está bien”, pensé, “Haré el esfuerzo enorme de aprender más y procurar hacer la labor de mi antigua jefa, su majestad Ágata, para compensar los errores de mi mamá”.

   En primer lugar, intenté un tecleado rápido, lo más posible porque mis patas son grandes, Emilio me decía “Zapato-manotas”.  El segundo paso fue acceder al blog y escribir en él.  No tuve suerte del todo porque no había encontrado el ícono para insertar las fotos que, por cierto, me gustan mucho porque soy un poco como Ágata, me gusto y me quiero mucho.

   Bueno, una vez dominado el arte de escribir las palabras, intenté hacer un nuevo blog y con mucho esfuerzo lo conseguí.

   La dirección de mi blog, del que soy fundadora, es https://tcaminito.blogspot.com/

 Ahora me siento orgullosa y espero, algún día, llegar a ser tan sabia como mi antecesora.

   Ágata se despedía con un ¡MIAU! A mí se me antoja hacer lo mismo, pero no somos la misma especie, ya lo comprendí.  Así que yo lo haré con el sonido característico de mi especie. 

   ¡Hasta pronto! ¡GUAU!


 

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