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jueves, 16 de febrero de 2023

COMO DICE EL DICHO “UNO PONE Y DIOS DISPONE”; CAMBIOS EN MI AGENDA…¡MIAUUUU!

 



   Mi secretaria Fanny es sumamente eficiente, la puedo comparar con Dianita, ambas siempre están alegres, son serviciales, eficientes y con una gran disposición para dirigirse a diferentes lugares.  Fanny se encarga de dar orden a mi vida pública, las reuniones, ceremonias, negocios y demás trabajos que debo cumplir pasan por sus agudos ojos y hábiles patitas.

   Baste con decir que Fanny es la réplica de mí, sabe cuándo debo comer, beber agua, dormir, tomar mis medicamentos, jugar, supervisar el buen funcionamiento del  reino y sus alrededores, de mis citas y está al pendiente de que lleve todos los documentos actualizados para los engorrosos trámites  burocráticos que, por supuesto, no forman parte de mis dominios.

    Para hoy jueves, tenía agendada una salida social, visitaría a grandes amigas en su lugar laboral, pero como siempre, fuerzas de causa mayor impidieron mi salida.  Resulta que ayer debia llegar una entrega, documentos confidenciales de la realeza que sólo yo debía recibir.con mis acolchonadas huellitas.

   Así pues,  el dichoso y preciado sobre con papeles llegó después del mediodía; mientras tanto, yo supervisé el trabajo arduo de mantenimiento a mi enorme jardín; aclaro que en esa actividad, quienes llevaron la carga de las ramas, las espinas y el cansansio fueron Rebeca y Marlon; por mi parte, me limité a estar presente, dirigiendo la tarea. 

   Yo recorría el jardín esquivando las ramas y rascando la tierra de algunas macetas para quitar las hierbitas que, traviesas y caprichosas, nacen y crecen libremente y limitan que las flores y plantas crezcan en todo su esplendor; con cuidado,  las trasladé a un lugar específico para que se desarrollen.  En esas anduve hasta que me llené de sol y decidí delegar la tarea a mi gordis. 

   Cuando terminaron la faena del jardín, entraron a la mansión, se sentaron y bebieron agua; yo aproveché para asomarme y observar el resultado.  “¡Fenomenal!”, grité con entusiasmo, “¡Fenomenal!”, repetí  eufórico, “Ustedes son unos profesionales de la jardinería y por eso, les delego la función para los siguientes febreros… ¡MIAU!”

 

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