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Estoy muy consternado. Ayer fue un día genial y había esperado subir un video o audio con un poema de Emilio, mi abuelo adoptivo, pero fue imposible porque aún no tengo la sapiencia necesaria para lograrlo. Además, había preparado un texto lindo, en el que relataba la manera en que Ariel, la Reina Madre, había adquirido su nombre, los roles de hija, nieta y bisnieta en la mansión de Bosques.
Hoy, que es miércoles, desperté con la intención de rescatar el texto y agregar una explicación sobre mi fracaso en la conversión del audio y realizar mi ideal: compartirlo para todos.
Una vez guapo, bajé y me senté frente al aparato, abrí la biblioteca y luego, tras pensar un poco y un mucho, apreté mis párpados, quise ver dentro de mí el título que escribí y no logré recordarlo, después pensé que podría buscar por la fecha, pero no lo localicé. “¡HORROR!”, pensé lleno de pánico, “¡Esto es más terrorífico que los relatos de terror de La voz silenciosa!”.
Respiré hondo, varias veces hasta tranquilizar a mi pobre almita. Busqué nuevamente y por fin lo encontré pero tenía un error grave, no estaba como texto sino como imagen y cuando quise quitar unos cuadros, eliminé lo escrito y, aunque apreté el icono para deshacer el error cometido, fue inútil. “¡SNIF, BU, SNIF!
”.
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