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domingo, 19 de febrero de 2023

SIR GERALD, EL ALQUIMISTA...¡MIAU!

 

 

 


   Sir Gerald llegó a mi vida desde mi nacimiento.  Esto es, cuando yo vine a este mundo, él ya formaba parte de la comitiva real de Ágata I. Ya existían todos los admiradores y súbditos en la Corte.  Vivían en aquel reino, el de Bosques, la Reina Ágata I y quienes servían en el antiguo palacio eran Teresa I, la gordis, Emilio I, la Princesa de Prados y los Archiduques. 

   En el reino de Bosques vivimos durante cuatro años, ahí fuimos escalando nuestro nivel sociocultural y el arranque de nuestro ascenso Real; comenzamos por ser siervos de Ágata I, Ariel, la actual Reina Madre, fue su doncella;  Ágata ejerció su poder durante 19 años.

   Bueno, ahí es importante el papel de Sir Gerald para contener, orientar y dar cierta estabilidad a la impulsiva gordis, que así como ingiere alimentos de manera desmedida, tiende a actuar. 

    Aunque no vive aquí, es como un mago o alquimista.  Yo no sé qué poder ejerce sobre la gordis, Fanny, Botitas y kahil, que cuando viene a visitar mi elegante mansión, logra que predomine la  tranquilidad y los arrebatos de Tere disminuyan.

   Hoy por la mañana nosdespertamos temprano a pesar de ser domingo, Alexa nos sugirió quedarnos en pijama todo el día, pero decidí prepararnos para salir a nuestro ejercicio dominical.  Botitas, Kahil y Fanny estaban sumamente cansados, tal vez por el día tan agotador y lleno de dulces emociones que vivimos el viernes pasado.  Sin embargo, yo los alenté a sacudir esa flojerita y les ofrecí una tarde de comida, descanso y diversión pasiva, les recordé los juegos de mesa que tenemos, les dije que ordenaría a la gordis que preparase las botanas que la reina de Tepepan Berenice I le sugirió y que serviría en mis lujosas copas de plata, una deliciosa agua fresca.  Con lentitud y una gran pesadez, se levantaron de sus mullidas camas, estiraron sus cuerpecitos, alisaron su pelaje y, en orden, Fanny primero, luego Kahil y Botitas simultáneamente, abrieron sus enormes bocas para emitir un profundo y ruidoso bostezo para, finalmente, disponerse a bajar las largas y elegantes escaleras de la residencia.

   Una vez en la planta baja, nos encontramos con la gordis que, para no variar, estaba en la cocina, hacía lo que más le gusta: comer.  Al vernos, nos saludó con alegría y nos dio sendos tazones de comida porque, asegura, no debemos salir sin haber comido ni expulsado lo que se debe.  Entonces Botitas, que es el que tiene una melena envidiablemente larga, tupida y brillante, hizo un esfuerzo extraordinario para sacar de su esófago el pelo acumulado.

   Con diligencia, Fanny, Kahil, Botitas y la gordis e apuraron a limpiar la enorme área de piso de mi mansión, a lengüetazos abrillantaron el mármol del suelo, la gordis les ayudaba proporcionándoles líquido para rehidratar sus rojas y ágiles lenguas.  Terminaron los cuatro y yo me sentía agotado y satisfecho de mirar la eficiencia de mis hermanos.  Cabe señalar que Ariel, la Reina Madre, continúa en su habitación, ella sólo reposa, come, se consiente y vuelve a descansar.

 

   Al fin llegó Sir Gerald.  Salimos en tropel.  Al inicio de la marcha, dije a Sir Gerald que hoy no me apetecía hacer el ejercicio en mis aparatos, que debíamos dejarlos descansar porque no quería frustrarme, “No he hecho más que flexiones, estiramientos y movimientos digitales de mis acolchonadas huellitas.  Aún no he recibido el pedido de la pieza de jamón para levantarla; tampoco me han llegado las bolsas con croquetas ni las latas grandes de comida, así que no he podido cargar nada pesado… ¡MIAU!”.

   Sir Gerald me miró con ternura, sonrió y dijo: “No te preocupes, Tommy.  Yo iba a proponer lo mismo porque hace mucho sol”.

   Hicimos un recorrido diferente, caminamos por el césped, yo subí a los árboles, incluso me arriesgué a caminar sobre una rama y al descender, Sir Gerald me acarició para alentarme a continuar así porque, dijo, “Estás fortaleciendo tus patitas, querido Tommy”.

   Ya de regreso en mi palacio, ordené a la gordis que me sirviera un poco de agua y subí a mi habitación para dormir un buen rato… ¡MIAU!..

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