¡Estoy feliz, tengo la oportunidad de profesar mis regias habilidades y no lo había pensado antes!
Mi vida transcurre sin grandes eventos, todo se da de manera natural en mi reino que, gracias a mi gran sapiencia, marcha armónica y correctamente.
Hoy reanudé el recorrido dominical por mi bosque que, debido a mi ausencia en los dos últimos domingos, luce descuidado y seco. No cabe duda que el dicho “Al ojo del amo, engorda el caballo” es verdadero, yo creo que algunos de los encargados de regar mi extensa área llena de árboles han descansado porque no me han visto por ahí.
En cuanto regresé a mi mansión, indiqué a Fanny que ladrara a las pipas para que surtieran del líquido transparente a toda la superficie boscosa que hoy lucía desértica.. Confío en que a mi llamado a través de la potente voz de mi secre Fanny, una brigada de pipas llenas de agua haya acudido para rescatar y revitalizar los pastos, plantas y árboles que ahí habitan.
Como respuesta a mi instrucción urgente, la gordis y sir Gerald me mostraron su admiración y respeto, hicieron una reverencia, parpadearon lentamente e, incluso, expresaron que mi valía es infinita. Me sentí agobiado, no estoy acostumbrado a que las personas cercanas a mí reconozcan con tanta vehemencia[t1] mis acciones.
Yo, que me sentía sofocado por el calor ambiental y por el amor inconmensurable profesado hacia mi gatuna felinidad, me dirigí a mi habitación en donde cerré mis ojos para descansar. Después de un rato, bajé las espaciosas escaleras con la elegancia que me caracteriza. En la planta baja de mi mansión estaban la gordis, mi secretaria, mi madre y mis hermanos. Todos se abanicaban porque el calor continuaba intenso. Mi gordis me dijo: “Tommy, eres un gran gato, el más generoso de todos. Deberías enseñar a Botitas porque él pasa el tiempo exigiendo atención y si no me percato de alguna de sus necesidades, me muerde”. Yo abrí mucho mis ojos, dejé caer mis párpados con lentitud, bostecé y quedé quieto durante un buen rato. Me dirigí hacia mi trono, ahí me acomodé y reflexioné: “¡Qué buena idea! Tal vez si enseño, en primer lugar, a la gordis y a Fanny podrían cambiar esas costumbres tan desagradables, como la modulación de la voz y la expresión de los estados de ánimo, me alteran los ladridos, las palabritas y las palabrotas ¡Miau!”.
Erguí mi cabeza, volteé hacia Fanny y le dije: “Fanny, te voy a dictar un anuncio”. Ella se levantó y con presteza, fue hacia su escritorio, abrió un cajón, tomó el block y el lápiz, regresó a la sala, paró sus orejotas y ladró para avisarme que estaba lista. Yo le dicté lo siguiente:
Curso de modales y buenas prácticas en el Reino de San Juan de Aragón
Te invitamos a participar en este sencillo curso en el que aprenderás a
-Comer con moderación.
-Mantenerte limpio a lo largo del día a pesar de revolcarte en las macetas, -Maullar con difeerentes tonos de voz de acuerdo a lo que quieras expresar o pedir, -Ronronear para mostrar tu amor.
-Bostezar sin abrir demasiado tu boca.
-Dormir en forma elegante y a disfrutar del calorcito.
El curso será impartido por el rey Gatierno Tommy I, el modesto.
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