Conforme pasa el tiempo, los recuerdos se acumulan y las añoranzas se incrementan. Eso es lo que ocurre en mi gordis.
Al descender por mis espaciosas escaleras e ingresar a la cocina, me di cuenta de que no estaba mi gordis; me extrañó mucho porque ahí es su lugar favorito. Bueno, la encontré en el comedor, todo estaba servido sobre mi mesota: la leche, el chocolate, un atole de canela, avena, unos chilaquiles y un par de huevos fritos, además de tres panes dulces que eran una concha, una corbata y una trenza. Yo abrí mucho mis ojos, estaba sorprendido ante el cúmulo de alimentos y ella como única comensal.
Ante tanta comida supuse que tendría invitados a desayunar, así que le pregunté quién vendría a la residencia y ella me contestó “mis recuerdos” y continuó con su desaforada ingesta. Al terminar con todo lo servido, limpió su boca con una servilleta, se levantó y sedirigió a la cocina.
Alarmado por la escasez de comida que se puede producir como consecuencia de la boca y estómago de mi gordis, la seguí a distancia para evitar algún accidente.
Preparó un té de manzanilla, para la digestión, según me dijo al percatarse de que la seguía. Luego agregó: “Tommy, estoy compungida por los enconos y pleitos que hay en el reino aledaño. Eso me provocó un recuerdo de hace más de treinta años. Yo estudiaba en la Normal de Especialización y para acceder a los textos tuve el invaluable apoyo de mi madre que me leía y grababa su lectura en cassettes. Mi hijo era niño y también grababa con un amigo que tenía en la casa contigua. Iniciaba la década de los 90 y estaba de moda el juego de Street fighter. Bueno, pues un día estaban grabando una supuesta lucha entre los peleadores callejeros y una voz dijo Basta de sangre. Ambos quedaron atónitos, la voz quedó grabada y no supieron qué botón habían oprimido para que la radio interviniera. Ese recuerdo me vino a la memoria y me ha puesto nostálgica”.
En fin, yo sé que los recuerdos permiten a las personas y seres vivos evocar experiencias, sensaciones, emociones, sentimientos y ofrecen la oportunidad de revivir lo acontecido pero lo que no puedo entender es la relación que mi gordis establece con la comida y la verdad, no quiero saberlo porque cuando está contenta, come para festejar; si está enojada, para reconfortarse; si está asustada, un bolillo para “recoger la bilis”; si está tranquila, para disfrutar el momento, en fin, ella come mucho y esa es su característica sin pretexto alguno…¡MIAU! ,
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