Anoche nos advirtió mi gordis que hoy saldría temprano, la consulta con su dentista y casera sería a las 11:00 y para ello, debía dejarnos bien alimentados también ella debería apurarse a comer todo lo que ingiere como desayuno, es decir, tendría que levantarse de madrugada para deglutir todo lo que ingiere en las mañanas.
Nos despertamos más temprano que de costumbre, los pájaros aún dormían y la oscuridad de mi reino aún se notaba.
Yo desperté con pesadez, bostecé varias veces y cuando al fin logré desperezarme, estiré mi cuerpecito. Lamí mis patitas, mi lomo, mi cola y, por último, mis almohadillas para lavar mi cara, esto último lo tuve que hacer varias veces hasta sentirme totalmente despierto.
Con mi hermosa bata de seda descendí por mis amplísimas escaleras, todo estaba a oscuras en la enorme estancia y al girar hacia la cocina, vi que ahí sí había luz. Encontré a mi gordis, ya muy arreglada, buscando en el refrigerador algún alimento más para comer. Lancé un maullido suave y afectuoso, entonces ella me saludó y me dijo que hoy sería una mañana muy agitada, ella anticipaba las horas que destina a su afición masticatoria y también, nos serviría el desayuno más temprano. Parpadeé lenta, comprensiva y cariñosamente. “Mi gordis no cambia, siempre pone como prioridad la alimentación de todos “.
El conde llegó, también, antes de lo acostumbrado. Tenía la encomienda de conducir a mi gordis al consultorio y ambos esperaron a que Alexa les indicara el momento. Cuando al fin Alexa les informó, ellos se dispusieron a salir después de despedirse de mí, me mostraron de nuevo todo su respeto, amor y admiración.
Dos minutos después, regresaron con la siguiente explicación: “Rebeca dio la opción de que la consulta fuese en la mañana o en la tarde y mi gordis prefirió la segunda, pero lo había olvidado”.
Yo me siento realmente preocupado por el futuro de mi gordis, me pregunto ¿Alguna vez olvidará que vive aquí en el reino de San Juan de Aragón y que yo soy el rey? ... ¡MIAU!
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