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lunes, 10 de julio de 2023

BRAVO…¡MIAU!

 



   Hoy, primer día de la semana, estoy feliz.  Esto se debe a varios factores, en primer lugar, he establecido comunicación con un representante del viejo mundo; el miércoles recibiré la visita del tío Alfredo, Archiduque de Ruidoso y, en tercer lugar, porque hoy aprendí una nueva palabra.

   El vocablo al que me refiero es Deontología, que es una rama de la Ética, disciplina perteneciente a la Filosofía que se dedica al estudio y la valoración de los hechos.

   Así, la ética valora todos los sucesos, tanto internos como externos, es como un árbol frondoso llamado filosofía, que una de sus ramas se llama ética y de ésta se desprenden otras ramitas, a una de ellas la llamaremos deontología y está llena de hojas y flores que representan los diferentes quehaceres de la vida; ahí se encuentran algunas que están verdes, otras en crecimiento y otras más, secas.  El filósofo que funge como jardinero, se dedica a observar, cidar y desechar las hojas y flores secas y a cuidar el buen crecimiento de la rama.  

   Yo quedé pensando largo rato, me dije que el tan traído Juramento de Hipócrates que hacen los médicos al inicio de su labor, debe contener reglas éticas que dan sustento a su profesión; luego pensé en los docentes, los ingenieros, los científicos, los políticos, los comerciantes, los abogados, etc.  “Mmh, todos ellos deben tener un código de comportamiento en el que no piensen en sí mismos solamente, hay muchos que no cumplen con la más mínimo para obtener una buena valoración deontológica”.

   El origen de mi indagación concerniente al día de hoy lunes se deriva del arduo trabajo de mi secre que, dicho sea de paso, cumple deontológicamente correcta, con su función porque es discreta, responsable, alegre, eficiente y servicial. 

   Fanny estuvo, como dije antes, atareada porque hoy compartió en el blog de Emilio I un audio en el que nuestro recordado tío, reflexiona sobre el actuar deontológico.

   Hoy mi gordis no ha comido tanto y la veo hambrienta, sus ojos están fuera de sus órbitas y busca algo para llevarlo a la boca, pero afortunadamente, ha logrado contenerse, no ha abierto el refrigerador ni ha “picado” botanas.  En cambio, desde temprano estuvo escuchando audios para que, al oírlos ella, yo también me empape de lo que quiero aprender. 

   Nos hallábamos en la aventura del conocimiento de la definición del “hombre masa”; hace algunos días escuché que José Ortega y Gasset expresa una idea sobre el sujeto-masa y yo pensé que se trataba de un muñeco tamaño natural hecho de masa de maíz, me remitió a la cultura azteca y comencé a fantasear sobre ello.  Hoy me desengañé.  Pero del hombre masa escribiré en otra ocasión.

   Regresando al tema principal, la deontología, hice el análisis de cada uno de los individuos que están aquí constantemente, todos ellos cumplen satisfactoriamente con su labor y lo hacen, deontológicamente hablando, de manera impecable, no tengo quejas pero sí una duda: Es función de los jubilados pasar el día comiendo?... ¡MIAU!

 

 

 

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