A partir de que el lunes escribí sobre el significado de la frase del filósofo español José Ortega y Gasset que dice “yo soy yo y mis circunstancia, y debo salvarlas a ellas para salvarme a mí”, quedé prendado de su capacidad de pensamiento.
De ahí que pidiese a mi gordis que buscara más sobre el filósofo y encontró, entre otros títulos, Ideas y creencias.
Yo he descubierto que poseo cualidades y características propias en mí que se asemejan a mi antecesora, la reina Ágata y que me satisfacen, por ejemplo, la elegancia inherente y la capacidad para pensar en forma clara, algo que les falta, por ejemplo, a mis hermanos Botitas y Kahil, además de las representantes del género femenino de mi mansión, la reina madre, mi secre y la gordis;ellos son directos, impetuosos, irreflexivos e inmediatos, no se detienen a pensar ni las causas ni los efectos de todo cuanto existe y ocurre en nuestro mundo.
Somos susceptibles de vivir y disfrutar la vida, pero yo estoy en camino a valorarla y divertirme bajo una argumentación, es decir, que mi felicidad tenga un fundamento racional.
Para atender con todos mis gatunos sentidos el contenido del texto, me acomodé sobre las enormes piernas de la gordis, paré bien mis orejitas y las dirigí hacia la fuente del sonido; a mi lado estaba colocada una copa de oro con un poco de leche, también había un panecillo y unos cuantos pedacitos de jamón, por si en medio del relato me daba sed o hambre.
Cuando terminó el libro, quedé reflexionando sobre la diferencia que hay entre creencias e ideas. Resulta que las creencias son inamovibles, están dadas a nosotros desde antes de nacer, por ejemplo, la religión. Las creencias están tan arraigadas a nosotros que rara vez las cuestionamos. Las ideas, por el contrario, son pensamientos u ocurrencias propias o de alguien más, por ejemplo, la posición política, la afición a algún género de cine, etc.
Más adelante, el autor afirma que las creencias son ideas o pensamientos de los seres humanos, son creaciones que, al ser transmitidas por generaciones, se transforman en verdades sin necesidad de corroboración, esto es, las creencias son dogmas.
Las dudas surgen cuando nos encontramos con otro que no practica el mismo tipo de creencias ni coincide con nuestras ideas. Entonces, todo se mueve, por así decirlo, de su lugar y nos pone en un estado de conflicto.
Como las creencias son los cimientos de los seres humanos, es difícil o imposible hacerlas tambalear.
Bueno, yo quedé confundido después de escuchar el libro. Verán, utilizo frecuentemente el verbo “creer” conjugado en la primera persona del tiempo presente porque me sirve como apoyo para afirmar mis dichos que, por cierto, no son inamovibles porque sé que en la vida se está en constante cambio.
Mi duda consiste en lo siguiente: Si la creencia es inamovible y yo utilizo la palabra “creo” para expresar una opinión, me refiero a una idea. Entonces, será válido que reemplace la palabra “creo” por “ideo”?...¡MIAU!
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