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domingo, 20 de agosto de 2023

EL HOMBRE MASA EN ACCIÓN…¡MIAUU!


 

   Desde luego, el título no se refiere a mí ya que soy un gatito y sí reconozco mis errores y asumo la responsabilidad de mis actos; tampoco a habitante alguno de mi palacio puesto que todos somos bienintencionados, hábiles y eficientes, además de respetuosos y amorosos.

   Anoche cené en compañía de mi gordis, ella se zampó una torta de aguacate y una más de pollo y para acompañar su café, un pan de dulce llamado “beso”, que es su favorito porque son dos panes unidos con mermelada o crema pastelera de tal manera que ambos panes forman una esfera, figura geométrica a la que mi gordis aspira parecerse.  Yo ingerí sólo las croquetas y un poco de leche. 

   Antes de ascender las escaleras recorrimos la amplísima superficie de la planta baja de mi mansión, pues acostumbramos revisar que no quede nada fuera de lugar., Mis hermanos estaban aún concentrados en sus actividades lúdicas,  habían organizado concursos para competir en carreras con y sin obstáculos, salto de altura y de longitud;,indiqué a mi gordis que dejara las luces encendidas después de dar las buenas noches y recomendarles que, antes de subir, saltasen para oprimir el botón de apagado.  Dimos las gracias a Alexa por su acompañamiento musical y nos dirigimos a la planta alta para cumplir con las acciones de rutina previas a dormir.

   Yo limpié y lustré mis dientecitos, lavé y acicalé mi hermoso pelaje con unos lengüetazos rítmicos y, por último, alisé mi cabellera con mis garritas.

   De un salto, llegué al centro de mi enorme y mullido colchón, lo amasé para asegurar su confort y luego, tras orar por todos mis seres queridos, cerré mis ojos.  A mi habitación llegaba el sonido que hacían mis hermanos en la planta baja y puse un video para que contrarrestase el ruido y me ayudara a dormir.  Ahora escribiré sobre el sueño y su relación con el título de hoy.

   Caminaba yo por mi bosque, respiraba el aire y sentía mi pelo volar mientras pensaba “Miau! Sé que todo marcha como debe porque no hay dificultades entre nosotros, afortunadamente no tenemos hambre y hemos podido sortear nuestro estado de salud de manera positiva, cumplimos con nuestras responsabilidades, soy un rey que, al igual que Marco Aurelio, se preocupa por sus súbditos, familiares, admiradores y amigos”.  Mi recorrido real se interrumpió cuando me encontré de frente con un ser muy feo, no puedo decir qué era, supongo que se trataba de un humano pero con un aspecto grotesco, tanto, que no me atrevo a describirlo.  Me obstruyó el camino y, con una mirada feroz y rencorosa, me culpaba de la situación económica, política, educativa, sanitaria y de inseguridad de su nación.  “Caballero”, respondí con tono respetuoso y firme, pues lo ubiqué inmediatamente como un hombre masa “Usted está equivocado, yo soy el rey de San Juan de Aragón y, en mis dominios, priva la armonía; el estado de bienestar que he conseguido en mi reino se debe a mis puntiagudas orejitas, pues escucho sin prejuicios a todos los que se me acercan, pido a mi secre Fanny que anote todo, hasta la queja más absurda, porque es importante para otros; agradezco que me indiquen mis “metidas de pata” porque si no hay quién señale mis equívocos. seguiré cometiéndolos; al corregir mis errores, muestro mi humildad pues reconozco mi imperfección.  Para enlistar quejas, problemas, dificultades, equivocaciones y sugerencias, elevo mis orejitas, las dirijo hacia donde está la fuente de sonido (persona o animal hablante o gruñente) pongo a trabajar  mis funciones de atención y memoria, las uno a través de un lazo imaginario que se conecta con otras regiones que abarcan el área de lenguaje en lo que se refiere a la decodificación para concluir en la corteza, es decir, en la región más evolucionada de mi  cerebrito y además, pido a mi gordis que active la grabadora por si a mi secre se le pasa escribir algo; después, hacemos una clasificación de las problemáticas encontradas para solucionarlas desde los diferentes ámbitos que conforman la vida.  Como sé que no soy experto en todo, cuento con un equipo de animales que me apoyan para encontrar la mejor opción.  Además de mis orejas, son importantes mi cabeza, mi cara, mis patitas y sobre todo, mi disposición para aprender cada día”.  El sujeto me miraba con odio creciente, sus ojos se habían tornado del color del fuego, me enseñó sus dientes y alzó el brazo al tiempo que cerraba el puño, yo di un salto y esquivé el golpe.  Agitado y connfundido, llegué a mi palacio, comenté la desagradable experiencia con mi gordis al tiempo que se escuchaba el trinar de las aves…

   Con el canto de gorriones, cuervos, cocoritas, loros, jilgueros y colibríes, abrí mis hermosos ojos tomasinos, respiré hondo y me di cuenta que todo fue un sueño… ¡MIAUU!

 


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