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martes, 19 de septiembre de 2023

CONDE MARLON, EL CONFIDENTE DE MI REINO… ¡MIAUU!

 

  


Lo conoce mi gordis desde hace varios años y nosotros, desde que nos visitó por primera vez en el reino de Bosques de Aragón; éramos unos cachorritos lindos, tiernos y amorosos, cualidades que aún mantenemos aunque ya somos adultos.  Fue muy curioso porque yo no estaba enterado de que nuestro linaje provocara malestares orgánicos a otros, de que una persona comenzara a estornudar constantemente en un ambiente gatuno y fuésemos los responsables de alergias, yo vivía en la creencia  que los gatitos somos adorables y que nuestras lengüitas son desinfectantes.

   En aquella ocasión, un sábado decembrino del año 2016, el joven Marlon ayudó a mi “ordinaria cincuentona” (como le decía Ágata I) Tere a ordenar sus papeles.

   Sus visitas se incrementaron, se hicieron más frecuentes y pasaba las mañanas acompañando a la dulce Teresa I, quien destinaba el tiempo a leer periódicos y comentar noticias con él.

   Cuando yo subí al trono, decidí darle el título de conde pues es muy atento, servicial y diligente.  Ha sido el acompañante de todos los habitantes de esta mansión desde que lo conocemos, pero ahora con mayor intensidad, de ahí que tengo en mente darle otro título, el de marqués.

    Marlon expresa una lealtad incalculable.  Nos ha acompañado en los trances de pérdidas, en los momentos de  tristezas, enojos y alegrías.

   Marlon es el preferido de Fanny, mi secre y es que diariamente salen a pasear por los alrededores del palacio y a veces, se introducen en mi bosque para hacer el inventario de ardillas, mariposas, grillos, gusanitos, aves y árboles, además de mantenerme informado sobre las condiciones en las que se encuentra el césped.

   A partir del mes de agosto, Marlon asumió una nueva tarea: la de cómplice.  El término se refiere a los que ayudan o apoyan en la ejecución de una fechoría, pero en el caso del conde no es así.  Las acciones que se ejecutarán y que él sabe pero no comenta, son actos buenos y generosos, de ahí que en lugar de decir que ha sido cómplice, prefiera yo decir que es un buen confidente, que no divulga lo que sabe y que si se le pide que guarde un secreto, es capaz de hacerlo con entera valentía.  Y vaya que se necesita ser valiente para guardar un secreto… ¡MIAU!

 

Mis agradecimientos estóicos.

Agradezco por las sorpresas que he recibido desde el día 13, agradezco por controlar mis emociones aflictivas del mediodía, agradezco por la comunicación amorosa con mi compañero, mis hermanos, mis primas, mi nuera, mis nietos, mis amigas, mis seres queridos que no están aquí; agradezco por la compañía mutua y continua en la que vivo con mis mascotas; agradezco por las lindas flores que recibí ayer del joven Marco Malagón, nuevo amigo de las familias Cuevas y Casas; agradezco por la comida de hoy y agradezco por el día de hoy.

 


    

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