¡QUÉ BONITO PEINA LUPE!... ¡MIAAUU!

 

 

   ¡QUÉ BONITO PEINA LUPE!… ¡MIAAUU!

 

   Esa frase, entre muchas otras que a mi gordis le parecían jocosas, solía decirlas el tío Leonardo o Mos, como cariñosamente le decían en la familia Camarillo Carbajal.  De los tíos de mi gordis, él era el preferido, pues siempre fue amable, cariñoso, considerado, empático y su espíritu de servicio fue inmenso, “era tan bueno como Catis, mi abuelita”, suele decir Tere y entonces yo los imagino y creo que mi gordis es afortunada de haber contado con la compañía amorosa de ambos.

   El día de mañana, jueves 28 de septiembre, íbamos a salir con los archiduques, la princesa y el rey Carlos de Prados.  Yo había planeado una mañana divertida, de juegos y plática, de apapachos y ternura con mis sobrinos, incluso había escogido la ropa cómoda que vestiría para poder correr, saltar, dar piruetas y lo suficientemente holgada por si comíamos algunos bocadillos.

   Hoy desperté con el entusiasmo a flor de piel, desayuné con mi gordis y evité asumir una posición crítica ante su falta de control alimenticio.  Luego, como siempre, me acomodé en lo alto del horno para observar lo que acontece en mi palacio.

    Hace un rato, Tere me comentó que la salida se pospone, que no me reuniré con mis sobrinos y entonces, el plan que tenía se vino abajo.  Yo me sentí desalentado, creo que no es justo  y lo manifesté con un gesto de tristeza y enojo, al tiempo que emití un gruñidito doloroso.

   Entonces Tere me dijo “Tommy querido, esta cancelación no se origina por ninguna de las dos partes; el motivo es la falta de organización de la instancia legal a la que iríamos.  Además, los chicos están en clases y debemos procurar que no pierdan la oportunidad de aprender en su escuela.  Nosotros los amamos, pero debemos ser prudentes y esperar a que las condiciones sean favorables en el juzgado; además, la princesa María tiene obligaciones reales que cumplir, lo mismo que el rey Carlos de Prados”.

   Suspiré hondo, con resignación, me acomodé sobre el mullido cojín del sillón y concluí que, como decía el tío Mos, ¡Qué bonito peina Lupe!... ¡MIAUU! ¡SNIF!

 

Mis agradecimientos estóicos.

Agradezco por la memoria que nos permite recordar hechos y palabras de nuestros seres queridos que ya no están en este plano; agradezco por el recuerdo amoroso que mantengo de ellos; agradezco por la oportunidad de comunicarme con mi compañero, mi familia, mis amigas y mis mascotas, agradezco por la posibilidad de planear y agradezco por este día..