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jueves, 28 de septiembre de 2023

UNA AVENTURA MATUTINA… ¡MIAAAUUU!


 


   El calor ha disminuido, pero aún se siente su intensidad, sobre todo a eso del mediodía.  Por esa razón, las horas de descanso se han prolongado, me explico, como la temperatura desciende en las noches, yo me pongo una pijama calientita y tan suave, que provoca en mí una sensación de comodidad extrema, siento como si anduviera entre algodones y durmiera sobre una nube.

   Con lo anterior no quiero justificar, sino explicar la causa por la que me he despertado más tarde de lo habitual.  Bueno, cuando abrí mis expresivos y bellos ojos tomassinos ya había amanecido hacía un par de horas y la vida al exterior y al interior de mi mansión había comenzado hacía un buen rato.

   Yo me desperecé, quité mi pijamita, abrí la llave de la regadera para ducharme pues tuve flojerita de bañarme a lengüetazos. 

   Hoy me coloqué una bata de seda de color amarillo, que es un color alegre y refleja mi estado de ánimo actual.  Si bien lamento mucho no haber salido con mi gordis y la realeza de Prados, hay otras cosas que podemos hacer para obtener experiencias gratificantes.

   Con el ánimo renovado, descendí por mis amplísimas escaleras y me introduje en la cocina, ahí estaba Tere que, para no variar, tenía la boca llena de comida.  La saludé con amabilidad y ella me respondió con un movimiento de cabeza y una reverencia, no podía hablar.  Comprobé que, al igual que con mi hermano Botitas, ella está condicionada conmigo; después de elevar su tronco, destapó el bote de croquetas, tomó un puñado de las bolitas,  extendió la mano y me las ofreció tal y como Diógenes el cínico,  para que yo las comiera de su mano. “No cabe duda, soy el rey.  Con nadie más tiene esa expresión de servicio y abnegación, ¡miau!”, pensé con orgullo real.

    Cuando terminé de comer, me dirigí hacia mi jardín, volteé hacia todos lados y observé a mis hermanos jugar con una pelota.  Yo me acerqué y me incorporé en la actividad lúdica.  Corrimos por todos los rincones del jardín, saltamos las plantas, esquivamos obstáculos, rodeamos rocas mientras aventábamos la pelota. 

    De repente, Kahil lanzó un aullido de advertencia, había encontrado algo.  Resulta que al girar por el césped, la esfera plástica se detuvo justo delante de una pequeña caja de madera.

   Nos sentimos felices,y llenos de curiosidad, encontramos un tesoro que, tal vez, contendría oro, plata, monedas o premios para gato. 

   Botitas, Kahil y yo  tomamos el cofre con nuestras patitas,  lo llevamos al interior de mi mansión y lo mostramos a mi mamá Ariel, a mi gordis y al marqués con la intención de que nos ayudasen a abrirlo.

   El marqués, diligente, lo llevó a la mesa y al abrirlo, descubrió que la cajita sólo habia unas cuantas pajitas, lo que nos entristeció pero mi gordis nos dijo que debíamos sentirnos satisfechos y orgullosos porque  hicimos un trabajo de detectives y que ella nos premiaría con una lata de alimento para cada uno de nosotros... ¡MIAUU!

 

Mis agradecimientos estóicos.

   Agradezco por la imaginación, agradezco por el lenguaje, agradezco por la comunicación con mis familiares y amigas, agradezco por el acompañamiento de mis seres queridos, agradezco por mis mascotas que son fuente de alegría, amor, compañía y satisfacción, agradezco por la comida de hoy y agradezco por este día.

 

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