Desde hacía semanas no tenía una alegría tan grande como la de estos dos últimos días, me refiero a los del fin de semana.
No hubo latitas, ni paseo, tampoco hubo un eclipse, pero sí tuvimos la visita de nuestro amadísimo sir Gerald.
Fue algo extraordinario, nos emocionamos mucho al saber que venía a visitarnos. Nos apuramos a arreglar todo, los pisos los lustró mi secre con la lengua, se movió con rapidez a pesar de su volumen; mi reina madre, mis hermanos y yo recogimos los pelos y polvo que había sobre los muebles con nuestras rasposas y absorbedoras lengüitas y mi gordis, acomodó los muebles para que todo estuviera como siempre.
Fue una emoción indescriptible, mi estómago sentía maripositas revoloteando en su interior, mis ojos recobraron su brillo y mi pelaje se esponjó, de tal manera que parecía un lindo y suave peluche.
En resumen, todo vuelve a nuestra hermosa y dulce normalidad… ¡MIAU!
Mis agradecimientos estóicos.
Agradezco a sir Gerald por su amor hacia nosotros y su tenacidad y empeño para superar obstáculos, agradezco a Nani por el rico guisado que me compartió, agradezco a mis seres queridos por el cuidado y apoyo que nos brindan, agradezco por el día de hoy en compañía de mis mascotitas y por la comunicación con mis amigas y familiares.
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