El curso al que nos inscribimos el marqués, mi gordis y yo se llama Suelta la pluma y la intención es fomentar la capacidad creativa, proporcionarnos las herramientas esenciales para que nuestra mano, pata o dedos se deslicen o tecleen con rapidez mientras desarrollamos una trama imaginaria que puede basarse en la realidad o en la fantasía.
Desafortunadamente, la página del sitio no nos deja permanecer mucho tiempo y por eso desistimos de nuestro intento.
Cuando nos inscribimos, de inmediato me imaginé como un gran cuentista, incluso pensé que cambiaría mi nombre por el de Tommy Allan Poe, Tommy Borges, Tommy de Maupassan, Tommy Gogol o Tommy Arreola.
Ya me veía con mi bata sentado frente al escritorio, un buen número de hojas blancas sobre él, un bote de tinta y, entre mis deditos, una pluma fuente. Yo, como escritor de cuentos consagrado y afamado, muy concentrado mientras escribo, dibujo y pongo color al blanco del papel con mis huellitas…
En fin, no se pudo concretar mi objetivo, fue una mera ilusión que, espero, algún día se haga realidad. Ahora voy a pensar en el apellido que adoptaré para completar mi seudónimo… ¡MIAU!
Mis agradecimientos estóicos.
Agradezco por la determinación de dejar de lado la idea de enfrentarme al curso para el que aún no estoy preparada, agradezco por tener la oportunidad de comunicarme con mis hermanos, primos y demás seres queridos, agradezco por tener la opción de decidir cómo quiero recordar a los que ya no están aquí, agradezco por la compañía y el apoyo de mi familia y amigos, agradezco por la existencia de mis gatos y mi perrita.
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