Tere, mi gordis, lleva varios lustros, según me confesó, tiñendo su cabello y todo por querer aparentar menos edad. La verdad es que no son las canas, sino los surcos de su rostro, los que delatan su “vejestud”.
La experiencia vital se muestra en el rostro de laspersonas, quiero decir que el cúmulo de contactos, de alegrías, de tristezas y del abanico de emociones vividas, cada una de ellas penetra no sólo en el almita de las personas, sino en su piel, la esculpe, y mi gordis tiene todo un mapa-mundi con división política en su cara,
Tere ha variado en el tono de los tintes. “Mira, Tommy, a los 29 años me calcularon más edad porque tenía canas, herencia de mi papá. Así que me hice unas luces, luego las matizaron y terminé por ser rubia. Después, cuando Emilio fue mayor de edad, me sugirió que lo oscureciera y entonces lo teñí de negro, primero, y luego, de castaño oscuro; lo mantuve con el mismo tono hasta hace menos de cuatro años, cuando regresé a los tonos rubios que han fluctuado entre oscuro, medio y dorado”, me dijo avergonzada por su negativa a dejarse el cabello de color natural bajo el pretexto que su cabellera ahora es bicolor, blanco del frente y oscuro detrás.
las arrugas denominadas comúnmente como “patas de gallo” se deben a las veces que ha sonreído, lo mismo que las de las líneas, que yo diría que son endiduras de expresión y las que se localizan en el entrecejo, cuyo origen se encuentra comúnmente en las preocupaciones, tensiones, enfados o ire reprimida. Eso sin contar que mi gordis gusta de gesticular mucho, llega a la exageración en la expresión de sus emociones y cuando habla, siempre acompaña su decir con gestos que reflejan su estado de ánimo.
Además, juegan un papel importante los hábitos nocturnos en la formación de arrugas, porque se recomienda dormir boca – arriba y mucha gente prefiere descansar de lado.
Los mininos no encanecemos ni nos arrugamos. El paso del tiempo lo mostramos en el deterioro orgánico solamente. Nuestro cuerpecito en toda su extensión, está cubierto por pelo que no cambia su color. Mi reina madre, la gran Ariel, solía tener un pelaje hermoso, atigrado y, según la vista gorda de mi Tere, predominaba el color café rojijzo.
Ariel tiene el pelaje multicolor, se ve hermosa así y desde hace un par de semanas, éste se ha desteñido. ¿Cómo decirlo? Ariel tenía sólo el pecho de color claro y ahora el rubio se ha extendido hacia parte de su cuerpo. Yo he pensado mucho sobre el fenómeno y sólo acierto a pensar que, seguramente, la última vez que el marqués puso tinte al cabello de mi gordis, Ariel se formó para recibir también un poco de pintura.
Yo estoy muy orgulloso de mi mami Ariel, es protectora, responsable, nos da indicaciones y moldea nuestro comportamiento, nos da manazos cuando lo requerimos y sé que lo hace para corregirnos, duerme con nosotros y nos baña. Yo la amo y por eso no puedo comprender la razón por la que ahora quiere imitar a mi gordis… ¡MIAU!
Mis agradecimientos estóicos.
Agradezco por mi prima Yanín, su restablecimiento y la reanudación de la vida con salud; agradezco por la fortaleza de espíritu y el optimismo de mi prima Berenice, a quien admiro y quiero profundamente; agradezco por mis seres queridos; agradezco por mis mascotas, y agradezco por este día.
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