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martes, 17 de octubre de 2023

v MI SECRE ES COMO NIÑA… ¡MIAU!


 

   Anoche soñé a mi abuelo Carlos.  Lo vi en la sala del antiguo reino de Bosques de Aragón, rodeado por Teresa y sus hijos leyéndoles con emoción novelas y poemas de dos libros.  Uno de ellos, de tapa verde oscuro cuyo título decía Antología de la novela corta universal, y el otro, un libro pequeño y con muchísimas páginas, el Ómnibus de la poesía mexicana.

   La infancia es un periodo importante en la vida, es el inicio de una trayectoria vital que conforma la historia personal de los sujetos y en ella se dan interacciones que suelen ser fundamentales en lo que constituirá el futuro individual de los seres.  Recuerdo lo bueno de los que ya no están aquí porque todos somos imperfectos y  por eso, entre mis recuerdos y sueños, prevalecen los gratos y amorosos.  Uno de ellos consiste en que Carlos narró a sus hijos que, cuando era niño ambicionaba ser cobrador, le gustaba la manera en la que el responsable de esa actividad en los tranvías y camiones daba un salto “de palomita” hacia la calle y sin perder el equilibrio  caía de pié sobre el asfalto, aún con el vehículo en movimiento,  para que los pasajeros ingresaran al transporte y cobrar a cada uno su respectivo pasaje, esto sucedió en la década de 1940. Mi gordis, que nació en 1965 y que también tuvo infancia, quería ser cortadora de telas porque, afirma, le encantaba la gracia y precisión en la que las tijeras se deslizan para separar el trozo del producto que más tarde sería confeccionado por la costurera, el sastre o la modista; también quiso ser cajera de una tienda cercana a su antiguo domicilio llamada Lázaro e hijos, pues en esa época se les llamaba cajas registradoras, eran máquinas mecánicas con botones a los que las cajeras debían presionar, marcar el botón del signo de suma entre el costo de cada producto y al final, oprimir el del total, también le gustaba la forma en la que ellas daban el cambio pues contaban la diferencia hasta llegar al valor del billete con que se hacía el pago.

   De la década de los 70´x, la princesa de Tepepan, Berenice y su madre, la reina Blanca Rosa (qpd), ambicionaron ser doctoras.

   De los nacidos en los 80´s, Emilio (qpd) quería ser policía para terminar con los ladrones y la princesa María quiso ser maestra, doctora o astronauta. ,  

   El marqués Marlon, cuya infancia data cerca del año 2000, deseaba ser cajero de Mc Donald´s porque ambicionaba tener a su disposición todas las cajitas felices que hubiese en el establecimiento.

   En 2015, el archiduque Darío afirmaba que él elegiría como profesión la del cuidado de la salud dental bajo el argumento de que “todos los dentistas tienen dinero”.

 

   En mi caso, siempre quise ser un gatito único, consentido y querendón, lo mismo que mi mamá Ariel; Kahil quiso ser un boxeador o luchador y mi hermano Botitas, actor de cine. 

    Cuando crecemos, las circunstancias nos colocan en momentos de determinación y no siempre logramos ser lo que nos habíamos propuesto de pequeñitos.  En el caso de mi secre, el contexto al que pertenece le dio la responsabilidad real de llevar mi agenda, ser linda, amable, buena anfitriona y llenar de alegría mi palacio, pero aún se siente niña y por ello quiere ser churrera y tamalera… ¡MIAU!

 

Mis agradecimientos estóicos.

   Agradezco por los recuerdos, agradezco por mis seres queridos, agradezco por tener un techo, agradezco por la comida de hoy y agradezco por este día.

  


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