Los alimentos son, en su mayoría, deliciosos. Yo disfruto las exquisitas mordidas y lengüetazos de probaditas que llegan a mi boquita cuyos sabores y texturas son impredecibles porque, cuando son guisados preparados en casa, siempre hay alguna sutil variación.
Como anoté antes, el trío de comelones de mi palacio subió de peso y medidas para actuar en Navidad. Lo malo, lo pésimo, lo trágico es que el rol de devoradores quedó anclado en todos ellos. “Para muestra, un botón”, resulta que el martes había muchas rebanadas de pierna de cerdo dentro del refrigerador y hoy, con horror, observé a mi gordis mientras lavaba la charola que contenía aquel guiso.
Preocupado por el bienestar estomacal de mis compañeros de palacio, abrí el refrigerador, inventario en pata con el fin de cotejar los alimentos faltantes. Bueno, pues resulta que no sólo la pierna, sino la papaya, el yogurt, el queso, el pollo y la mantequilla desaparecieron; lo mismo ocurrió con el pan y las tortillas que había.
En cuanto la charola estuvo colocada sobre el escurridor, lancé un maullido fuerte y convoqué a una reunión urgente. Debo decir que hoy tardaron más en llegar al sitio destinado para hablar de cosas graves, pues el volumen y peso de Tere, Fanny y Botitas les provocó un movimiento demasiado lento, caminaron con lentitud y pesadez, sus rostros reflejaban el esfuerzo que imprimían en sus extremidades para desplazarse.
Una vez presentes los habitantes del palacio, a excepción del marqués, miré con molestia a los tres globos o, mejor dicho, a las tres moles. Mi discurso fue breve pero contundente: “El concurso terminó desde hace días y ya se dieron gusto con la comida. Ahora hay que regular su alimentación porque no tengo dinero para enviarlos con el doctor Nowzaradan”… ¡MIAU!
Mis agradecimientos estóicos.
Agradezco por mis seres queridos, los que están aquí y los que ya no, agradezco por el arranque del blog en colaboración con Bere, agradezco por mi intención de aprender y mejorar el blog que recién iniciamos, agradezco por la comida de hoy, agradezco por la vida y agradezco por continuar aquí.
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