Ellas son muy activas y habladoras, según nos dice mi tío. Aún no las conocemos gatonal, perronal y personalmente, pero sí sabemos que son fuente de alegría allá en su mansión.
Mi tía me envió una foto de ellas, ya listas para emprender el viaje a Ruidoso, sitio muy frío en la temporada invernal que cuenta con un lugar exclusivo para practicar el ski.
Desde que vi la foto, mi imaginación voló hasta donde se encuentran. Debe hacer muchísimo frío; en mi caso, me provoca estornudos el sólo hecho de pensar en una temperatura tan baja que provoca la caída de copos de nieve, a menos que fuesen de sabor vainilla o limón.
Bueno, mis primas Lizzie y Nina están bien forraditas para salir a caminar sobre la nieve e irán a practicar el ski, las pienso tomando los bastones y con las enormes superficies debajo de sus patitas traseras para deslizarse y descender por la montaña.
Creo que Lizzie, como es la más intrépida, hará un descenso genial, en él logrará dibujar trazos en la nieve; primero, un círculo, luego, un corazón y al final, escribirá su nombre.
Nina comenzará temerosa, porque es muy precavida y ahí intervendrá la valentía de Lizzie, quien la animará para dar el paso y realizar giros, saltos, machincuepas y otras piruetas.
Creo que participarán en un concurso y espero que ganen el Penacho de oro, premio otorgado por los apaches… ¡MIAU!
Mis agradecimientos estóicos.
Agradezco por mis seres queridos, los que están aquí y los que ya trascendieron; agradezco a Chabe y a Jorge por la magnífica y sabrosa tarde de hoy; agradezco por el acompañamiento que me brindan mis cercanos; agradezco por la lealtad y cariño recíproco de Marlon; agradezco por continuar aquí y agradezco por este día.
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