Páginas

domingo, 10 de marzo de 2024

LA SIRENA Y SU ÁNGEL

Tommy Parola.


 

 

   En un rincón de la calle, cobijada por el manto de la noche, Sirena se arrastró a ciegas, buscaba el sustento lácteo que le hacía falta para fortalecer su pequeño cuerpo.  Era una noche de julio de 2015 y debió ser viernes, porque las luces de faros alumbraban continuamente el lugar, los pasos que a su alrededor había, las voces y carcajadas confundían su incipiente conocimiento del mundo. 

   Al cabo de un par de meses, la pequeña Sirena había alcanzado las habilidades propias de su especie, era ágil, valiente y las aptitudes para obtener alimento se habían desarrollado a tal grado que era ella quien se encargaba de la alimentación de sus hermanos, cinco jóvenes conchudos y querendones.  Cuando la pequeña Sirena volvía de la cacería, ellos la rodeaban con alegría, ansiosos por saborear y depositar comida en sus estómagos.

   Una ocasión en que Sirena no encontró algo bueno para llevar a los suyos, se aventuró por lugares lejanos, su andar fue fatigoso, recorrió calles, parques, tiendas, carnicerías, pero nada.  Ni un alma piadosa que le ofreciera alimento.

   Así pasó días, semanas vagando en busca de comida, sentía su cuerpo debilitarse cada vez más y fue gracias a los desperdicios de restaurantes y expendios de comida que logró sobrevivir.  Ella estaba agotada, había olvidado a sus hermanos en su travesía, es  quela tensión, el miedo y necesidad de vivir fue tanta que sólo experimentaba el presente, los riesgos al atravesar las calles, al encontrarse con los zapatos de personas crueles, con las manos bondadosas que le brindaban alguna caricia, las palabras y los tonos de individuos diferentes que, en ocasiones, elevaban su alma y brindaban confianza en el futuro.  Además, se había extraviado, no reconocía el camino que la regresara con los suyos.

   Una noche calurosa en la que Sirena se sentía  especialmente triste y desafortunada, se topó con un monstruo; su mote era “Killer”.  Horrible en sí mismo, agresivo y despiadado, la observó, siguió sus pasos amenazante.  Al momento en que Sirena iba a ser devorada por aquel espantoso ser, unas manos la levantaron.

   Sirena fue transladada a un lugar diferente donde abunda la comida, el cuidado, la ternura, la comodidad. 

    Desde esa noche, envuelta en el calor que proporciona el amor, Sirena vive en el paraíso de los gatos y todo gracias a su Ángel de la Guarda.

NOTA.

   ¡Hola!  Había olvidado que intento ser escritor.  Espero que este cuento sea uno de los tantos que puedo idear.  Bueno, reconozco que necesito de experiencias sociales, como dice Vigotsky, para echar a volar mi imaginación y que ando muy torpe.  Sin embargo, creo que por algo se empieza… ¡MIAU!

 

Mis agradecimientos estóicos.

   Agradezco por la existencia de mis abuelos, mis tíos, mis padres, mi adorado hijo y de mi compañero de vida quienes me acompañan siempre y por mis primas y hermana que gozan de la vida eterna; agradezco por mis seres queridos que están en este mundo y con quienes mantengo un fuerte lazo de unión; agradezco por mis amadísimas mascotas, agradezco por haber despertado este día y agradezco por la oportunidad de continuar aquí.     

 

1 comentario:

  1. Querida Tere, para mi siempre tus agradecimientos son maravillosos!! Siempre lo mejor es agradecer todo lo que tenemos y lo que no tenemos, las experiencias, a las personas y todo en general

    ResponderEliminar