He notado que, entre los humanos, suele existir la práctica de las justificaciones para actos inadecuados realizados por ellos mismos.
Desde la semana pasada, mi gordis ha ejercitado no sólo los movimientos de sus extremidades como preparación para el domingo próximo en que caminará por El Paseo de la Reforma, junto a su amiga Águeda, Tere ha intentado alcanzar el récord que ya tenía logrado con sir Gerald en julio de 2023, cuando era capaz de recorrer 7km.
Ella, mi Tere, incursionó en la práctica de dos nuevos deportes, aunque en uno de ellos ya se convenció que no tiene aptitudes. No es en carrera de relevos, ni lanzamiento de bala o jabalina. Aún no me ha dicho cuál es el ombre del movimiento rítmico de brazos, de prensión palmar y digital, además, de mandíbulas.
Entrenó, como primera opción, en la captura de palomitas de maíz, cacahuates y almendras, pero como es corta de visión, sólo logró recibir en su bocota unas cuantas. Desistió de ese deporte.
Ahora ha logrado un nuevo récord, es capaz de comer cinco tacos, dos tlacoyos, un huarache, un sope y un pambazo en 15 minutos y ¡sin beber agua! Los movimientos son así, primero, aguza su olfato y dirige la mano hacia donde está el estímulo; desliza el brazo hacia donde se halla el alimento, abre la mano, separa los dedos, ejerce una ligra fuerza para cargar el producto, lo lleva hasta su boca, lo introduce, muerde y mueve las mandíbulas para, finalmente, tragar. Este ejercicio se repite a lo largo de las 24 horas todos los días.
Al terminar de comer, sólo se balancea, camina cual oso, se dirige hasta el sillón y ahí se deja caer, exhausta. Yo he pensado mucho, la veo sudar, hace mucho esfuerzo pero no creo que sea útil para la caminata del domingo.
En verdad, mi corazoncito late aceleradamente y mi almita sufre porque desconozco si habrá lugar en el que ella pueda caber, ya está muy barrigona y ancha.... ¡MIAU!
Mis agradecimientos estóicos.
Agradezco por la existencia de todos mis seres queridos, los que están aquí y los que ya trasendieron y ahora gozan de la vida eterna; agradezco por la existencia de mis mascotas, entre ellas a Ariel, quien se encuentra acostada detrás de mí, sobre la silla y, compartimos el mismo espacio en estos momentos; agradezco por la posibilidad de participar por primera vez en una competencia de caminata a mi avanzada edad; agradezco por continuar aquí y agradezco por este día.
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