Siempre he dicho que mi secre es incomparable, que es quien me orienta y apoya incondicionalmente para llevar a cabo mis funciones como Dios manda.
Fanny es tan dulce, alegre, entusiasta, impetuosa, creativa y diligente, que la considero pieza fundamental de mi reino.
Hace un par de días, resolvió las tareas cotidianas a gran velocidad y con una eficiencia admirable.
Cuando terminó de tomar el dictado de mis cartas, escribirlas en la computadora, enviarlas a los destinatarios, arreglar mis documentos en los archiveros y corretear a mis hermanos, me solicitó el permiso para escribir y exigió que nadie la molestase.
Intrigado y lleno de curiosidad, accedí a su petición pues había concluído con el trabajo del día. Durante varias horas permaneció frente a la pantalla y sólo se retiró para decirme: “Mi rey, ya tengo un sitio para descargar mis sentimientos, ¡guau!”.
La felicité, tal y como corresponde a mi empática felinidad, y espero que nos coordinemos al utilizar la compu…MIAU!
Mis agradecimientos estóicos.
Agradezco a mis seres queridos, los que están aquí y los que ya trascendieron, por sus enseñanzas; agradezco a mis adoradas mascotas por sus características formas de interactuar conmigo, agradezco por la comida de hoy, agradezco por continuar aquí y agradezco por este día.
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