Desconocía el fenómeno que nos ocurre a toda la familia real desde hace algunos años; me explico, nuestras dimensiones corporales se han ampliado.
Si bien nos encanta comer, no lo hacemos en la misma proporción en que nuestros adorables cuerpecitos se han inflado.
Hace un rato descubrí el porqué. Lo que provoca que mi pancita sea cual globo y cada día resulten más estrechas mis batas no se debe a las croquetas, al jamón, al quesito, a los elotes ni a los demás manjares que ingiero. Mi tía Bere envió un mensaje a mi gordis sobre la misión de los cuadrúpedos peludos, los maulladores y los ladradores.
Mi gordis, después de escuchar todos los servicios que ofrecemos, se sintió avergonzada. “Ahora entiendo, Bere. Ya sé la razón por la que busco dormir en la habitación real”, dijo Tere con una mezcla de alivio, bochorno y alegría.
Los maulladores absorbemos las energías negativas y las convertimos en grasa, por eso es que todos tenemos sobrepeso y, como esa es la misión de los gatos, buscamos estar cerca de la malvibrosa Tere.
“Gordita, ya nos debes muchas limpiezas, así que estás obligada a consentirnos siempre y a cumplir nuestros antojos”, dije a mi Tere, “Además, sólo pediremos atención, cariños, ojitos, cepilladas y croquetas fresquecitas”.
Yo opino, ideo, creo y afirmo que en la relación entre humanos y mascotas se da un intercambio de emociones que son favorables para las especies que, a fin de cuentas, es entre iguales porque todos somos animalitos de Dios… ¡MIAU!
Mis agradecimientos estoicos.
Agradezco a mis seres queridos, los que están aquí y los que ya trascendieron, por la compañía bondadosa que me brindan; agradezco a mis mascotas por el intercambio de cariño cotidiano, agradezco a la vida por permitirme continuar aquí y agradezco por este día.
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