Hoy mi mami no fue a trabajar, estuvo todo el día buscando y
riendo frente a la pantalla de este aparato que, dicho sea de paso, es
mío. Bueno, pues estuvo buscando,
leyendo, intentando imprimir y no sé cuántas
cosas más. A mí me enfada eso, es mi computadora
y la puede dañar o, por lo menos, gastar.
Después, cuando estuvo con mi familia, comentó que investigaba acerca de
lo que es el pensamiento crítico
. “Pensamiento crítico?”, pensé con
curiosidad, “pero si es lo más sencillo del mundo” y ahora les platicaré lo que
reflexioné:
El pensamiento crítico se puede ver desde dos
perspectivas ,una filosófica y otra, desde una visión psicológica. La primera se inicia propiamente con
Descartes, quien se propuso hacer una ciencia única, que englobara todas las disciplinas y saberes de la humanidad a partir de un método único, el cual consta de cuatro pasos: el primero consiste en no aceptar como verdadero nada que no sea claro y distinto; el segundo, descomponer los problemas en sus unidades mínimas; el tercero, comenzar por lo más simple y, desde ahí, avanzar hasta lo más complejo; por último, hay que revisar de continuo todo el proceso. Bueno, eso es lo que
entendí de la postura filosófica que, después, fue enriquecida por Kant, quien describió a la crítica como el sometimiento de la razón ante el tribunal mismo de la razón. Para el pensamiento
crítico posterior, cuyos principales representantes fueron los miembros de la Escuela de Frankfurt, es necesario comprometerse con la política antidogmática.
Ahora bien, el pensamiento crítico, desde
el punto de vista de proceso cognitivo, requiere poner en funcionamiento la
razón, eso que a mí me sobra, modestia aparte.
Implica poner entela de juicio todos los temas y sucesos que se dan por
verdaderos, pero requiere de estar
dispuesto a recibir nuevas informaciones,
es decir, a escuchar sin poner delante
nuestros conocimientos o prejuicios cognitivos o culturales. Es requisito para ser un pensador crítico,
que no criticón, que prevalezca la razón, la objetividad y desechar cualquier
forma de subjetividad, emoción, pensamiento mágico.
Una debe buscar entre-líneas, poner en duda lo que se afirma, buscar la
intencionalidad o sesgo del tema… Eso me
recuerda a Alberto Merani en uno de sus libros, en los que criticaba la
educación argentina y lo ejemplificaba de la siguiente manera: En una escuela con piso de tierra, en la que
los alumnos van descalzos y hambrientos,
los maestros enseñan que Argentina es un gran país con una excelente
producción ganadera. Así, un pensador
crítico formularía las siguientes
preguntas: ¿Por qué los profesores
argentinos explican la geografía y la historia de su país sobre la base del
bienestar si tienen alumnos
pobrísimos? ¿A quién están
dirigidos esos textos? ¿Cómo se pueden
imaginar los alumnos esa verdad si su condición real es de miseria? ¿No sería más provechoso enseñar a los alumnos cosas de su vida inmediata, como por ejemplo,
la geografía e historia de su región o provincia específica? ¿Sería mejor enseñarles a
Ser competitivos en su realidad contextual más
próxima para después ser independientes y competitivos en otras esferas?
En fin, es agotador ser pensadora crítica. ¡ABUR,
MIAU!
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